Panamá
La clave en la alimentación infantil está en la moderación del azúcar
- Roy Espinosa
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Porciones, variedad y regulaciones en el consumo son claves para una alimentación positiva durante el crecimiento de los niños luego de la lactancia.

La alimentación juega un papel determinante en el crecimiento. Foto: Pixabay
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En los primeros años de vida, la alimentación juega un papel determinante en el crecimiento, desarrollo y salud a largo plazo de los niños. Una vez finaliza el periodo de lactancia, muchas familias se enfrentan a la incertidumbre de cómo continuar alimentando adecuadamente a sus hijos.
Patricia González, licenciada en nutrición con especialidad en pediatría, ofrece una guía clara: la clave está en la variedad de alimentos y en evitar el consumo temprano de azúcares procesadas.
"Una alimentación balanceada es aquella que incluye todos los grupos alimenticios", explica González. Frutas, verduras, fuentes de carbohidratos (como pan, frijoles, pasta o yuca), proteínas animales (pollo, pescado, res) y grasas saludables deben formar parte del menú diario del niño. "Entre más variedad incluyas, mayores son las probabilidades de que estés cubriendo todos los nutrientes necesarios para su desarrollo", señala.
Uno de los temas que más preocupación genera es el consumo de azúcar. Según la experta, existe una falsa creencia de que el azúcar es indispensable en la dieta infantil.
"Eso es un mito. No deberíamos dar azúcar a los niños antes de los dos años, e idealmente, deberíamos evitarla incluso después", afirma.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) respalda esta postura: recomienda limitar el consumo de azúcares libres a menos del 10% del total de calorías diarias, y en lo posible, reducirlo por debajo del 5% para obtener beneficios adicionales para la salud.
El problema radica especialmente en las bebidas azucaradas, uno de los principales vehículos de consumo excesivo de azúcar en la infancia.
"Cuando los papás añaden azúcar a las bebidas sin medirla, pierden el control de cuánto están dando realmente. Eso contribuye directamente a la obesidad infantil, que ya es un problema mundial", advierte González.
Aunque algunos endulzantes naturales como la miel de abeja o el azúcar de caña pueden parecer opciones más saludables, la nutricionista insiste en que "el problema sigue siendo la cantidad". En exceso, incluso estos azúcares pueden tener efectos negativos. "La miel es levemente mejor que el azúcar refinada, pero sigue siendo azúcar. Hay que usarla con moderación".
Respecto al consumo de azúcares naturales presentes en frutas y verduras, González aclara que es muy poco probable que un niño consuma cantidades excesivas.
"Los estudios que hemos hecho sobre enfermedades como el hígado graso muestran que la mayoría de los problemas vienen del azúcar añadida, no de la fruta".
La experta concluye con un mensaje claro para madres, padres y cuidadores: fomentar una dieta variada y natural desde el inicio, evitar los azúcares añadidos y educar con el ejemplo son pilares fundamentales para asegurar una infancia saludable y prevenir enfermedades como la obesidad, diabetes tipo 2 y afecciones hepáticas.
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