Las cruces que Dios no quiso que llevaras
Mons. Rómulo Emiliani cmf. | |Pero hay cruces que el Señor no ha querido. Son las cruces consecuencias de nuestros pecados. De hecho cada pecado trae su castigo.
Pero hay cruces que el Señor no ha querido. Son las cruces consecuencias de nuestros pecados. De hecho cada pecado trae su castigo.
El Señor quiere que todos los que podamos trabajemos, estemos ocupados haciendo algo productivo. El Señor quiere que haya empleo para todos, y sueldos dignos.
Comparto con otros la convicción de que las máximas y los aforismos destilados por el tiempo sí contienen enseñanzas de experiencia concentrada de la humanidad.
ólo pongo un ejemplo, de los muchos que hay, de lo que es capaz de llegar a hacer un fanático racista y nacionalista como Hitler.
A los calumniadores de todos los tiempos les decimos: Sí, lo has matado. Tu lengua asesina lanzó flechas, lanzas, balas, morteros y bombas.
eñor, tu eres el Dios hijo, el Verbo Encarnado, Dios como el Padre y el Espíritu Santo. ¡Qué gesto tan grande, hermoso, sublime, el de encarnarte!
Pues tú y yo somos ramas del auténtico árbol de la vida que es Cristo. Él es el rey del universo y salvador, el que da la vida nueva.
En una visión Panorámica puedes contemplar todo un valle y admirar todos los detalles del bosque, el río, el camino de tierra, los pájaros que vuelan, las vacas
Alrededor de 2.000 pastores, líderes de la iglesia y congregantes se reunieron en el evento.
Las plamas benditas se reutilizan el año siguiente para quemarlas y así aprovechar su ceniza que se pone en la frente de los feligreses.
Es humanamente casi imposible que una tarea grande e importante no venga envuelta en fallos, fracasos, sufrimientos y angustias.
Jesús tenía la costumbre de mirar al cielo, cuando oraba públicamente, cuando hacía un milagro y estoy seguro cuando estaba a solas con su Padre Dios.
Hay que tomar conciencia de la presencia divina que nos abarca, en la que estamos en Dios, y contemplar el misterio sublime que nos envuelve.
Que cada vez que tu hermano te pida perdón, perdona. Que para que el Padre Dios te perdone, debes también tú perdonar.
El lenguaje es el medio en que se comunica el ser humano desde que Dios infundió el alma en aquél ser cuyo cuerpo era el de un animal más.
Él es la vida plena, sin imperfecciones propias de lo finito. Está resucitado, por lo que no hay en él ninguna limitación propia nuestra.
Dividimos la vida en años, que dependen de la vuelta que da la tierra alrededor del sol. Y está bien.
En promedio en el mundo muy pocos nacen en las mejores condiciones hospitalarias, higiénicas y ambientales, y en aquél tiempo era mucho peor.
Dios te habla a tu corazón cuando experimentas inspiraciones divinas, ganas de orar, de guardar silencio, de concentrarte en tu interior para vivir.