Medicina moderna
El Minsa tiene la obligación de prevenir
Debe reforzarse el rol preventivo del ministerio de Salud, es la única vía para no sucumbir ante esta o cualquier otra pandemia, que sobrevenga en los próximos años...
- Jesús López
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- - Actualizado: 09/7/2020 - 11:11 am
Debe invertirse en prevención para que los gastos en atención disminuyan en dinero y en demanda, solo así se aligera la sobrecarga permanente del sistema. Foto: EFE.
Hace tiempo, se discute sobre cuál debe ser el enfoque de la medicina moderna, para que sea más efectiva y de mayor alcance a más personas.
No es extraño que, nuestro sector salud, ha sido, por los últimos 40 años, una entidad dedicada a la curación de enfermedades y no a la prevención de estas.
Se centra en la atención y curación de males que se pueden prevenir de forma efectiva, por eso tenemos un sistema patogénico; incluso, la formación de los médicos en Panamá, mantiene el enfoque curativo y biologista; falta equilibrar los conocimientos acerca de cómo prevenir los males de salud.
Existe un modelo de análisis de salud pública llamado Determinantes Sociales de la Salud.
Este patrón explicativo del fenómeno salud-enfermedad, ayuda a comprender las variadas implicaciones del tema; de esa forma, podemos pensar en los seres humanos, así como toda su dinámica social, como un continuo que transcurre en el sentido de hacer ver que la dualidad salud-enfermedad no es un asunto exclusivo de los profesionales de la medicina y otras ramas afines.
Más bien, se trata de visualizar que las enfermedades dependen de lo social, económico, histórico, político, científico, cultural, biológico, entre otras variables más.
Lo preocupante es que un verdadero sistema de salud moderno es aquel que comprende esta situación, que no es el caso de Panamá.
¿A qué se refiere el hecho de que las enfermedades ocupan muchos aspectos adicionales?
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Pues, a que estas evolucionan, junto con los cambios que se producen en la sociedad, que son dinámicos y multivariados; por ejemplo, al presente, existen enfermedades que se han disparado como producto de los existentes estilos de vida, como la depresión; esta enfermedad afecta, hoy, a unos 350 millones de personas en el mundo, aunque hace unos 100 años solo una mínima parte de la población manifestaba síntomas de algo similar.
Al cambiar la historia, cambian las enfermedades; además, hay que analizar otros elementos, como las posibilidades económicas de las personas para recibir atención de calidad, algo que los pobres no poseen; del mismo modo, las variables culturales expresan modos de vivir, que se pueden traducir en mayor desconfianza a los prestatarios de servicios de salud, así como hábitos poco saludables, produciendo, luego una gran carga de enfermedad, al verlo así vemos que, nuestro país, está aquejado por la proliferación de enfermedades crónicas prevenibles que azotan a nuestra población.
Debe reforzarse el rol preventivo del ministerio de Salud, es la única vía para no sucumbir ante esta o cualquier otra pandemia, que sobrevenga en los próximos años: debe invertirse en prevención, para que los gastos en atención disminuyan en dinero y en demanda, solo así se aligera la sobrecarga permanente del sistema. La COVID-19 lo hace ver con suma crudeza.
Los pobres resultados obtenidos en Panamá, nos muestran las consecuencias de no tener un sector salud eficiente, orientado a la salud, con una inclinación hacia la prevención.
Todo ministerio de salud, de cualquier país, tiene que enfocarse en la prevención de los males y enfermedades, así como en promover formas de vida saludable.
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En Panamá, la prevención y la promoción son simples imágenes desdibujadas de su verdadera concepción, no pueden reducirse a campañas de cintas coloridas, inefectivas e ineficientes, sin resultados positivos, ya que aquellos problemas de salud a los que se dirigen tales esfuerzos, no disminuyen: VIH/SIDA, cáncer de mamas y de útero, cáncer de próstata, violencia doméstica, etc.
Al ver lo sucedido, con el virus SARS-CoV-2, los países analizan las causas de muertes de los pacientes: una altísima proporción son personas con comorbilidades muy serias, pero completamente prevenibles.
Italia reportó hace un mes y medio, aproximadamente, que el 99% de los pacientes fallecidos tenían, por lo menos, una enfermedad crónica asociada.
Pero, ¿sabemos cuánta es la proporción de Panamá en este tema?
Enfermedades como la diabetes, hipertensión arterial, problemas pulmonares por tabaquismo, accidentes coronarios y cerebrovasculares de diversa naturaleza, afectaciones renales, etc., son consecuencia de estilos de vida no saludables; sin embargo, esto solo es una mención ligera en los reportes, sin recalar que debemos prevenir hábitos como la mala alimentación, tabaquismo, ingesta abusiva de alcohol, consumo elevado de azúcares, sedentarismo.
Ante esta embestida, el Minsa no tiene capacidad de enfrentar la situación y alcanzar mejores resultados, así haya miles de camas disponibles, la realidad indica otra cosa; tenemos una suma de "estrategias" que no terminan por servir, como la exagerada cuarentena, la falta de autocrítica y de preparación de un sistema de salud colapsado hace mucho tiempo ya.
Mientras eso ocurre, se gesta la mayor crisis social y política que nuestro país haya podido experimentar nunca antes en su historia.
Magister. Psicólogo social.
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