Panamá
Crisis migratoria en sentido norte-sur, una situación que 'no preocupa' a Panamá
- Ciudad de Panamá / EFE / @PanamaAmerica
El flujo migratorio ha cambiado de sentido hacia el sur, dada la nueva política migratoria del Gobierno estadounidense liderado por Trump.

Migrantes venezolanos abordando un barco que los llevará a la frontera con Colombia. Foto: EFEMigrantes venezolanos abordando un barco que los llevará a la frontera con Colombia. Foto: EFE
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La crisis migratoria, ahora en sentido inverso, es uno de los recientes retos que afronta Panamá, aunque no es tan "preocupante" como en los años previos, que registraron números récords de transeúntes cruzando la selva del Darién, la peligrosa frontera con Colombia, para llegar a Estados Unidos.
"En este momento, aunque sí es cierto que hay un incremento del tránsito regular norte a sur, no es para preocuparse. Preocupación teníamos en el año 2023 que transitaban más de medio millón de personas (y en) 2024 que transitaron más de 300,000 personas", sostiene el canciller panameño, Javier Martínez-Acha, en una entrevista con EFE.
El flujo migratorio ha cambiado de sentido hacia el sur, dada la nueva política migratoria del Gobierno estadounidense liderado por Trump, y Panamá, nuevamente, se ha convertido en un muro para los migrantes, que desde el Caribe panameño parten en botes hacia Colombia evitando así el Darién en su viaje de regreso.
Según los últimos datos oficiales, en la ruta norte-sur, el número de migrantes que llegan desde Costa Rica, aunque sí va aumentando, son mucho menores a los que pasaban por el Darién, con 1.910 en febrero y 2,046 en marzo.
Pero la caída de las cifras en el Darién es drástica: en lo que va de marzo cruzaron el Darién (sur-norte) 194 migrantes, y 408 en febrero, unas cifras que muestran una caída drástica frente a los 37.166 de febrero y 36,841 de marzo de 2024.
"No es un cierre, pero es prácticamente un cierre", apunta Martínez-Acha, pues ese "cierre" de la selva era una de las promesas de campaña de Mulino, que ha implementando una dura política migratoria con vuelos de devolución de esos migrantes que cruzaban la selva.
La crisis migratoria en el Darién ya comenzó en 2016, durante la primera oleada de transeúntes con el paso ese año de 30.055 cubanos con rumbo a Estados Unidos, según el Servicio Nacional de Migración de Panamá. Pero las cifras estallaron a partir de 2021 con 133,726 migrantes pasando por esa selva, 248,284 en 2022 y 520,000 en 2023, números récords.
En 2024 el flujo cayó a 300,000 migrantes, lo que se atribuyó al cierre de caminos en la selva por parte del Gobierno de Mulino y al temor por el endurecimiento de la política migratoria de EE.UU. si vencía Donald Trump en las elecciones, como finalmente ocurrió.
El Darién se convirtió en uno de los puntos más peligrosos de la ruta migratoria hacia el norte. Allí, en las zonas urbanas de esa provincia panameña, el Gobierno instaló albergues, próximos a clausurarse, con la presencia de organizaciones humanitarias.
Sin embargo, ahora, el problema se concentra en el Caribe con migrantes que buscan regresar a su país tras ver frustrado su posibilidad de entrar a Estados Unidos.
"Habían (albergues y organizaciones de ayuda en Darién) y como no hay un gran flujo en este momento, se están reduciendo esas facilidades. Esperemos que no las necesitemos", concluye el canciller.
"No hemos hablado con Canadá de la mina"
Otro de los asuntos que golpea la actualidad panameña es la posibilidad de que el Gobierno y la Minera Panamá, filial de la canadiense First Quantum Minerals (FQM), pudieran sentarse a dialogar si la empresa retira los arbitrajes en contra de Panamá, la condición que el presidente Mulino ha puesto para conversar.
Sin embargo, el Gobierno de Panamá no ha entablado conversaciones con Canadá respecto a la mina, cerrada desde 2023 tras un fallo judicial después de una oleada de protestas, las más intensas en décadas en el país centroamericano.
"Tengo muy buena conversación, pero no hablamos nada de la mina. Hablamos de muchos temas. Lo de la mina no hemos tocado ningún tema", admite el canciller.
Pese a que no hay nada oficializado, esos posibles diálogos han levantado suspicacia en Panamá con leves protestas ambientalistas en contra al cuestionarse "qué van hablar" ambas partes si el contrato que le daba la concesión a la minera para explotar una enorme mina de cobre fue tumbado por el Supremo en el 2023.
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