Panamá
Vive en el corazón de Jesús
- Monseñor Rómulo Emiliani CMF.
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- - Actualizado: 03/7/2023 - 12:00 am
Jesús nos redimió, nos salvó de la muerte eterna, gracias a su encarnación, muerte y resurrección, y al abrirnos las puertas del cielo, espera de nosotros la respuesta adecuada. Todo se nos ha sido dado, y de manera gratuita. Todo es pura gracia.
Nosotros no podíamos pagar el precio del rescate. Estábamos encarcelados, sometidos al secuestro de Satanás por culpa del mal uso de la libertad, el haber optado por ser nosotros dioses, siguiendo el ejemplo de Luzbel. Entonces aparece el corazón de Dios en todo su plenitud gracias a la vida, revelación y entrega total de Cristo. Gracias a él sabemos del amor de Dios Y por eso, aparece en la historia de la Iglesia la devoción al Corazón de Jesús. Es el esfuerzo que hacen místicos, teólogos y el pueblo cristiano de expresar un misterio de amor, misterio divino, infinito, eterno, y lo hacen a través de la simbología del corazón. Porque es un símbolo perfecto ya que es un centro vital que recibe y da, bombeando, la sangre al cuerpo, de manera interrumpida, durante toda la vida del ser humano.
La devoción al corazón de Jesús no es la adoración a un órgano físico, aunque sea el del Señor Jesucristo, cuyo cuerpo merece todo culto, porque es el del Dios hecho hombre, donde todo es humano y divino en una sola persona. No es pues una devoción a una parte del ser de Cristo, sino a su yo más profundo, al del Dios encarnado, donde todo es amor, pero amor total, pleno, absoluto y amor compasivo, misericordioso. Dios es amor, claro que sí, y en la devoción al corazón de Jesús, damos culto y adoramos al mismo amor, a la esencia de Dios. Pero a través de la segunda persona de la Santísima Trinidad, el Verbo Encarnado. Entonces adoramos su vida, sus milagros, sus predicaciones, sus parábolas, su pasión, muerte y resurrección.
Adoramos su infancia y juventud, su nacimiento, cuando estaba en el vientre de su madre, todo desde el amor, porque todo eso es expresión del amor. Al adorar al corazón de Cristo, estamos dando culto a todo el amor de Dios que se manifiesta en toda la existencia heróica, martirial, oblativa, sacrificial, en la que Cristo se entregó a la muerte, o sea a la total impotencia, a vivir en el valle de los muertos, esperando a que su Padre lo resucitara. Allí convivió con los muertos de toda la historia identificándose con la humanidad, que sin Dios, es humanidad y creación para la muerte. Pero sabemos que Dios Padre lo resucitó y ahora su corazón es para todos, donde todos al estar en El seremos resucitados si lo aceptamos y vivimos para El.
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