Panamá
Resucitó, ¿de veras?
Hasta en nuestra religión hemos tenido desviaciones doctrinales y se ha creído que matar a los que no creen como nosotros está bien.
- Monseñor Rómulo Emiliani cmf
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- - Actualizado: 08/4/2024 - 12:00 am
Esta es la clave de nuestra fe. Sin resurrección sería absurdo lo que hacemos. ¿Si nacemos y morimos como un perrito, sin vida eterna, para qué luchar por un mundo mejor, para qué ser honesto, promover la justicia, amar y hacer el bien?
Mejor vivir como en la selva, la ley del más fuerte, comernos a los animales más débiles, imponer normas donde siempre salgamos ganando, destruir a los que no son como nosotros. Y pareciera que así se ha comportado la humanidad muchas veces.
La historia de la humanidad es como un reguero de sangre, justamente porque no hay perspectiva de vida eterna. Creemos que aquí está todo. Que no hay más allá. Que no hay un juicio final. Que mejor "comamos y bebamos porque mañana moriremos". Pero alguien dirá: pero en la historia han habido grupos humanos que creen en la vida eterna, pero siguen matando, creyendo además que serán premiados por eso.
Hasta en nuestra religión hemos tenido desviaciones doctrinales y se ha creído que matar a los que no creen como nosotros está bien.
Por eso el cristianismo debe estar en continua revisión y renovación, para buscar lo que realmente nos ha revelado Jesús. Y las Escrituras y el magisterio de la Iglesia nos dicen que Jesús nos habla con firmeza y claridad de la vida eterna, de no hacer al otro lo que no quieres que a ti te hagan, que El está en toda persona, inclusive en los hambrientos, desnudos, presos, enfermos. Y que así como demos de comer, vistamos, sirvamos a los presos y enfermos, así estamos tratando al mismo Dios. Y que hay que amar a los enemigos. Y que hay un juicio final donde todo será descubierto, y se le dará a cada uno lo suyo dependiendo del comportamiento con los demás. Y que El separará en el juicio final a los buenos de los malos, y así como unos tendrán una vida eterna de gloria, felicidad y paz, amando a Dios y siendo amados por El, otros irán al castigo eterno.
Y la gran noticia es que hay resurrección, hay vida eterna, que veremos a Dios, lo contemplaremos para siempre sin cansarnos, siempre sorprendiéndonos por su belleza, su verdad, su bondad. Y todo esto gracias a que Cristo ha resucitado y venció al pecado y a la muerte.
Esa es laticia que proclamamos a todas horas, que Él vive, que El reina para siempre. Esto es lo que fundamenta toda nuestra fe. No seguimos ni somos discípulos de un cadáver, por más famoso que haya sido. Él vive en nosotros y actúa siempre en nosotros.
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