Salud
La era de la medicina preventiva
- Jaime Figueroa Navarro
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- - Publicado: 01/2/2020 - 12:00 am
Estricta dieta, cantidades de frutas y vegetales, cero azucares, poca sal. Foto: EFE.
Fui criado en el hogar de un medico en Bella Vista. Mi padre, Alfredo Figueroa y Figueroa, primer puesto de honor, comandante del Batallón Juana de Arco del Colegio de La Salle en 1929, se embarcó en un vapor hacia Europa sin retornar hasta obtener el título de doctor en medicina y aprender, en las inmediaciones de rue de la Pintade, en el barrio de Boitsford, el idioma de Moliere que tanto amaba, acreditado por la Universidad Libre de Bruselas en Bélgica.
Dentro del prestigioso grupo de galenos de la época fue pionero en estudiar, en el viejo continente, la mayoría lo hacían en Estados Unidos, donde se especializó en urología, en la Universidad de Michigan, en Ann Arbor, clasificada entre las primeras 25 académicamente en ese país, donde también dominó el idioma de Shakespeare.
En su clínica de Avenida Cuba, entre calles 40 y 41, cercana al Hospital Panamá, primer nosocomio privado de la época, ubicado en el actual edificio Hatillo y en las inmediaciones del Hospital Santo Tomás, erguía enmarcada su biblia, el Juramento Hipocrático que contiene, en síntesis, los lineamientos éticos de los médicos para con el trato de sus pacientes.
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Siendo aún infante, una tarde me sentó en su despacho para revelarme su esencia: curar al enfermo.
El año pasado, el Dr. David Sinclair, profesor de genética de la prestigiosa Universidad de Harvard en Boston, Massachusetts, publicó su revolucionario libro Lifespan, why we age and why we don't have to (Tiempo de Vida, por qué envejecemos y por qué no estamos obligados a hacerlo).
En su dedicatoria, obsequio por motivo de mi onomástico en septiembre, mi hija Patricia Mercedes expresa: "…recibir un libro sobre envejecimiento y encima en tus años dorados, no suena nada divertido. Sin embargo, es un libro sobre vitalidad, siendo la intención del autor ayudar a la humanidad a morir jóvenes, lo más viejos posible, por lo que siento que es una responsabilidad hacerte llegar esta valiosa información que, de seguro, transformará tu vida o por lo menos te asombrarás por los increíbles avances de la ciencia sobre este tema y te darás cuenta que mucho que nos han enseñado al respecto es falso…"
Sinclair, de origen australiano, no es ningún pintado en la pared.
Lleva un cuarto de siglo investigando cómo frenar el envejecimiento.
La revista Time lo incluye entre las 100 personas más influyentes del mundo.
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Su teoría, es cultivada en sí mismo como conejillo de Indias, un médico de 50 años cuya edad metabólica, resultado de extensivos exámenes de sangre, ronda los 31 años.
La vieja escuela nos señalaba que el médico estaba para curar al enfermo, por lo menos así me lo ilustró Toño.
Aunque hay mucho de cierto en eso, Sinclair nos adentra hacia un nuevo concepto.
Visitamos al facultativo después que germinan los síntomas de la afección.
La idea es prevenirle, una nueva era en la medicina moderna, el concepto de medicina del bienestar.
¡Y el atrevido Dr. Sinclair nos señala que la vejez es una enfermedad!
Y sí que lo es.
Al jubilarnos nos achantamos en una hamaca o mecedora, cuidando nietos y destruyendo nuestros cuerpos.
Poco a poco, nos alejamos de las amistades, limitando nuestra vida social hasta que aparece la reseña en el periódico anunciando nuestra muerte.
No, no descanses en paz.
Habitúate a una nueva vida, ahora que gozas del tiempo.
Camina 10,000 pasos diarios.
Gimnasio seis días a la semana, pesas en tres de ellos.
Estricta dieta, cantidades de frutas y vegetales, cero azucares, poca sal.
No tienes por qué rendirte a las enfermedades cardiovasculares, a la osteoporosis, diabetes, cáncer o Alzheimer.
Es una decisión muy tuya.
Sinclair añade tres substancias a su menú diario: nicotinamida mononucleótido (NMN), substancia que se encuentra en el brócoli y el aguacate, un compuesto que genera el organismo de manera natural pero que con el tiempo se va limitando; medio gramo de resveratrol en polvo, elemento presente en la piel de las uvas negras y una pastilla de metformina, fármaco para el tratamiento de diabetes, según muchos estudios también efectivo contra la demencia, el cáncer y las enfermedades cardiacas.
¡Voilá!
En mi caso particular, siguiendo al pie de la letra los señalamientos de Sinclair, en tres meses, he logrado rebajar 15 libras, mejorando significativamente el porcentaje de grasa corporal, con una presión arterial de 114/65 a los 67 años.
No pienso gastarme mi jubilación en médicos, hospitales y medicinas.
¡Haga usted lo mismo!
Líder empresarial.
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