Panamá
El clientelismo metastásico descentralizado
La desigualdad panameña es fruto de la forma que los corruptos han adulterado la ley panameña para prevenir la competencia y proteger su poder político.
- José González Rivera
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- José González Rivera
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- - Actualizado: 10/3/2024 - 12:00 am
Los asesores políticos actuales, mismos políticos cansados que les tocó manejar la pandemia COVID-19, las protestas de Julio 2022 y las protestas por el contrato minero 2023 se justificaron de su manejo económico post-pandemia por la teoría molecular disipada.
Los asesores del trono de San Felipe nos quitaron nuestros trabajos en pandemia, nos encuarentenaron, utilizaron nuestros impuestos y ahorros públicos en compras directas con métodos pocos transparentes y trajeron al final de su mandato teorías chilenas para justificar la falta de liquidez económica y el descontento ciudadano en Panamá.
La revolución molecular disipada es una teoría conspirativa empleada por el grupo de políticos latinoamericanos beneficiados por las mordidas de la constructora brasileña Odebreish para deslegitimar las movilizaciones contra la corrupción y desigualdad reinante en sus países por la falta de condenados por las mismas, y fue promulgada por Alexis López Tapia en Chile en el 2013. Refiere el chileno que las protestas sociales son un plan de la izquierda radical para acabar la democracia e instaurar un régimen comunista.
Max Horkheimer, uno de los principales representantes de la escuela de Frankfurt, en su obra Autoridad y familia, afirmaba que no solo las nuevas generaciones de los estratos de la alta burguesía, sino la gran mayoría de obreros y empleados no cuestionan la estructura del sistema económico y social, sino que lo reconocen como natural y eterna. Los progresistas panameños no suponen un problema para el sistema capitalista, para los millonarios ni los empresarios, pero sí resultan un estorbo político para los autócratas o políticos clientelistas. La lógica cultural progresista se lleva muy bien con la sociedad del consumo.
La falta de un gobierno con políticas públicas eficientes y centralizadas, aunado al pragmatismo de los panameños en sus circuitos, los llevó a buscar el apoyo de los representantes y diputados a resolver sus necesidades concretas. Esa vinculación política hizo que el clientelismo se convirtiera en la estructura que utilizan los partidos tradicionales para el control político y dominación sobre sus circuitos.
En Panamá se creaba un corregimiento de 10 000 habitantes cada mes para el uso de la descentralización paralela en el clientelismo neoliberal correspondiente al ejercicio democrático de cada 5 años, y en el 2023 al no haber liquidez se desató una enfermedad maligna que restringe el libre tránsito en los circuitos donde no siguieron recibiendo el vale digital: estamos viviendo el clientelismo metastásico descentralizado. Los jóvenes desempleados no tienen nada que perder en el sistema feudal de la autocracia del residuo. Los indígenas del oriente chiricano no tienen nada que perder en el sistema de castas del clientelismo descentralizado.
Actualmente más de la mitad de los panameños está atrapado en una economía informal donde utilizan la transferencia de dinero condicionada para subsistir a la elevada inflación, el desempleo y la falta del desabastecido sistema de salud, donde ningún director ni ministro ha pagado la consecuencia de su mal manejo. La actual administración condecora a los directores y ministros excusas.
La desigualdad panameña es fruto de la forma que los corruptos han adulterado la ley panameña para prevenir la competencia y proteger su poder político y económico.
La verdadera riqueza de una nación se mide por su capacidad de brindar, de una forma sostenida, altos niveles de vida de todos los ciudadanos en la inversión de tecnología, así como gestionar nuestra economía con niveles plenos de empleo y certeza de castigos para los malos administradores.
Robert J. Shiller, premio nobel de Economía, sostiene que la desigualdad de hoy podría fácilmente convertirse en una catástrofe para mañana. Un temor compartido por Zbignieg Brzezinski, que afirmaba que se ha alcanzado un grado de tal malestar que cabe temer que la situación desemboque en descontento civil en las calles. No hay ejemplo en la historia de la humanidad de que se haya acumulado una riqueza semejante y no hayan aparecido las horcas de la rebeldía.
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