Dios se ha manifestado al mundo en el pesebre de Belén
... hay que mantener la fe en ese Dios que nos ama, y que hace dos mil años, Dios Padre, decidió que su hijo naciera para estar con nosotros hasta el fin de los tiempos. La Estrella de Belén ha brillado nuevamente para nosotros, la Iglesia y el Espíritu dicen: Ven Señor Jesús.
- Manning Maxie Suárez
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- - Publicado: 28/12/2020 - 12:00 am
Y nació el hijo de Dios, "Jesús, el Emmanuel" que, declarado, es: "Dios con nosotros". Ese niño Jesús no es otro que aquel que es el Verbo de Dios, es decir su Palabra. Foto: EFE.
"Y la estrella que habían visto salir iba delante de ellos, hasta que por fin se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Cuando los sabios vieron la estrella, se alegraron mucho. Luego entraron en la casa, y vieron al niño con María, su madre; y arrodillándose le rindieron homenaje. Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra" (Mateo 2, 9-11).
El día 6 de enero 2021, se celebra en la Iglesia, la festividad de la Epifanía. Es decir, aquella estación de cuatro a nueve semanas, hasta el martes anterior al Miércoles de Ceniza. Las historias de los evangelios de esta estación por otro lado, describen diversos eventos que muestran claramente la divinidad de Jesús, incluida la venida de los "Magos", el "bautismo de Nuestro Señor", la "boda en Caná", el "llamado de los discípulos" y otros "milagros y enseñanzas de Jesús".
Curiosamente, el 21 de diciembre del 2020, los planetas Júpiter y Saturno se cruzaron en el cielo nocturno y, por un breve momento, brillaron juntos como un solo cuerpo celeste. Ocurrió esta vez en el solsticio de invierno, justo antes de la Navidad. La famosa "Estella de Belén", que se narra en el evangelio de Mateo, se hizo presente en el mundo. Podemos decir, sin temor alguno, que en estos momentos en que vivimos esta terrible pandemia de la COVID-19, esta manifestación celestial fue otra "Epifanía" para millones de personas que imploran una intervención divina para solucionar esta terrible situación que estamos viviendo.
Cuando Jesús nació, hace dos mil años atrás, la situación de Israel no era la situación más deseada por todos los judíos; sin embargo, era el tiempo preciso, Israel era un territorio invadido por el Imperio Romano que gobernaba con dureza, donde los gobernantes de Israel, tanto como sus sacerdotes y líderes, imploraban a diario la intervención divina con celo religioso, pero esas oraciones eran más apegadas a sus voluntades que a la voluntad de Dios, quien cumpliendo su palabra hizo que su "Hijo Unigénito" naciese de acuerdo con lo que se había profetizado: "En cuanto a ti, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre las principales ciudades de esa tierra; porque de ti saldrá un gobernante que guiará a mi pueblo Israel" (Mt. 2, 6).
La Estrella de Belén de Judea en días del rey Herodes, se detuvo en el pesebre, y nació el hijo de Dios, "Jesús, el Emmanuel" que, declarado, es: "Dios con nosotros". Para hacer realidad la palabra del Padre que está en el cielo. Ese niño Jesús no es otro que aquél que es el Verbo de Dios, es decir su Palabra.
Y por medio de este Jesús, tendido en el humilde pesebre de Belén, todas las cosas existentes por él fueron hechas hace millones de años en el universo; y sin él, nada de lo que es hecho, fue hecho. En otras palabras, en la sencillez de ese humilde pesebre se manifestaba la vida, que en un principio era la luz de los hombres. Verdaderamente toda una "Epifanía de Dios" en un momento histórico importante en la vida de los hombres y mujeres de Israel en aquel momento.
Tal y como les señalé al principio, esa "Estrella de Belén", se nos ha vuelto a presentar a nosotros, hombres y mujeres de este siglo XXI; hombres y mujeres que nos debatimos entre la enfermedad y la salud, entre la vida y la muerte de muchas personas que amamos, que conocemos, vecinos y desconocidos, pero igual familia de una misma nación, más de cuatro millones personas. La pandemia ha dejado secuelas inimaginables en todas las personas sin excepción. Nuestra economía ha caído porcentualmente como en un precipicio. Algunos señalan, con justa razón, que tenemos un retroceso de 20 o más años en todos los aspectos de la vida moderna.
Sin embargo, hay que mantener la fe en ese Dios que nos ama, y que hace dos mil años, Dios Padre, decidió que su hijo naciera para estar con nosotros hasta el fin de los tiempos. La Estrella de Belén ha brillado nuevamente para nosotros, la Iglesia y el Espíritu dicen: Ven Señor Jesús.
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No perdamos la esperanza, pueblo panameño, oremos mucho por todos y seamos sensatos en nuestros procederes.
Oh Dios, que por la guía de una estrella manifestaste a tu único Hijo a los pueblos de la tierra, guía a tu presencia a los que ahora te conocemos por fe, para que veamos tu gloria cara a cara, mediante Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Reverendo.
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