Panamá
Crimen y castigo-delitos de lesa humanidad
- Silvio Guerra Morales
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- opinion@epasa.com
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Esto es muy delicado, altamente delicado, por demás que peligroso. ¿Quién la mandó, quién dio tales instrucciones, cuál es la estrategia a la que se refiere, ha salido la Ministra de Salud encargada a desmentir lo dicho por la supuesta enfermera?. Desde luego que no. nadie dice siquiera "esta boca es mía".

Entre tanto, en no pocos países de América y Europa se han puesto frenos al carácter altamente irracional e ilógico de las llamadas medidas de bioseguridad sanitaria, v.gr.: Uso constante de alcohol en las manos, uso permanente de mascarillas sin discriminar a nadie, pantalla facial, distanciamiento a no menos de dos metros, encierro casero de la población por largas semanas y meses, etc., resulta que en Panamá, muy a pesar de haberse dado a conocer por parte de la propia Pfizer, y previamente conminados por un Juez que no le tuvo miedo a la FDA y menos a la Big Pharma, que las "vacunas contra el C/19 de esta gran transnacional de los productos fármacos", generan en la salud humana efectos nocivos que sobrepasan a la enorme cantidad, debidamente enumerados, de los 1200 efectos dañinos, pero nada, absolutamente nada ha acontecido y tenemos, para vergüenza y pena propias que el Gobierno Nacional de Panamá que ha debido, en todo caso, mandar a suspender las mismas o hacer un enérgico y soberano pronunciamiento de Estado frente a esta gran estafa y mentira del siglo XX, procediendo, inclusive a demandar y a exigir indemnización multimillonaria a este ente por los daños y prejuicios que ha acareado y los que están por verse, solo se la pasa o vive pronunciado o repitiendo el mismo discursillo del miedo y del pánico que arrancó a pocos días de haberse iniciado la plandemia de la agenda 20/30, con el corifeo de los medios de comunicación, e insisten en el "vacúnate", "usa la mascarilla y la pantalla facial", "mantente a más de dos metros de distancia", "evita las aglomeraciones", etc.
Ayer, no más ayer, un día antes de publicarse este artículo, circulaba en las redes un audio que recogía un dialogo, entre dos damas, y una de ellas, identificándose como enfermera de Bugaba, hablaba de las estrategias para vacunar a la población, a las personas, niños, jóvenes y adultos y que tenían que acabar con las dosis porque éstas ya se estaban venciendo. Esto es muy delicado, altamente delicado, por demás que peligroso. ¿Quién la mandó, quién dio tales instrucciones, cuál es la estrategia a la que se refiere, ha salido la Ministra de Salud encargada a desmentir lo dicho por la supuesta enfermera?. Desde luego que no. nadie dice siquiera "esta boca es mía". Da pena, mucha pena, observar el comportamiento de connacionales que parecen haberse enlistados en un ejército de persecución, que va sembrando por todo el territorio, por todas las aldeas y poblados de la nación, en barriadas y en sectores, ya del campo o de la ciudad, pánico, miedo, terror, todo raya con un discurso de mucho miedo y que es auspiciado por las mas altas autoridades que gobiernan a esta nación.
No obstante de lo anterior, la Pica en Flandes, fue puesta esta misma semana tras el inicio de clases en las escuelas públicas y privadas. Con el inicio de clases se dio a conocer que algunos directores y directoras de escuelas y colegios, públicos y privados, exigían a los acudientes que para permitir el ingreso del estudiante tenían que presentar la tarjeta de vacunación, sí, ese cartoncillo doblado que recoge la historia de las vacunas de un niño, niña o adolescente. Qué aconteció?. Pues que, pese a que se ha dicho que ningún niño será inoculado contra el Covid-19 o que no se le practicará hisopado alguno, o prueba rápida de detección del Covid, a pesar, repito, de que eso ha sido dicho así, ningún padre se arriesga a presentar la cacareada tarjeta de vacunación, porque al final de cuentas no vaya a ser que, sospecho y que ese debe ser el discurrir o el pensamiento, le digan que el niño se le puso una dosis, por ejemplo, de no tenerla, contra la fiebre amarilla y resulta ser que lo que han hecho es clavarle la inoculación contra el Covid-19.
Quede claro: Esto no es culpa de los padres, esto es consecuencia directa de la incertidumbre y el desacierto, por demás que el desasosiego, tras la soberana irresponsabilidad sembrada y advertida, desde el día uno de la plandemia, de cómo fueron tratadas las personas contagiadas, de cómo se les mandaba, irresponsablemente, a la casa, con el grave riesgo de muerte, sin atención médica debida y asistid, sin tratamiento médico efectivo y sin médicos valientes que siquiera se atrevieran a auscultarlos, examinarlos, salvo los ya famosos y conocidos por su gran entrega y creencia al juramento de Hipócrates -Enrique Chial, Marta Roa, Ajoort Lezcano, Humberto Torres, Trinidad Castillero (Un Ex Ministro de Salud de Panamá) y brindo disculpas por los que se me quedan por fuera pero se que en el anonimato hay muchos más.
Dios bendiga a la Patria!
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