Descubre una masacre y es encarcelado
- Andrew Higgins
Yuri Dmitriev, un historiador aficionado, pero muy decidido, por fin encontró el espantoso premio que había buscado durante tanto tiempo, montículos fúnebres que contenían los restos de prisioneros políticos ejecutados por la Policía secreta de Stalin.
SANDARMOJ, Rusia — El día comenzó, como muchos otros en sus años de infancia, caminando por un bosque mientras su excéntrico padre, Yuri Dmitriev, buscaba en vano cadáveres enterrados entre los árboles.
Pero ese día, hace más de 20 años, Dmitriev, un historiador aficionado, pero muy decidido, por fin encontró el espantoso premio que había buscado durante tanto tiempo —montículos fúnebres que contenían los restos de prisioneros políticos ejecutados por la Policía secreta de Stalin.
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“Todo empezó aquí”, dijo Katerina Klodt, la hija de 35 años de Dmitriev, durante una reciente visita al bosque en Sandarmoj, en el norte de Rusia. “El trabajo de mi padre claramente ha incomodado a algunas personas”.
Dmitriev, de 64 años, actualmente está en la cárcel, en espera de juicio por lo que sus partidarios rechazan como falsos cargos de pedofilia, acusación que ha sido utilizada para silenciar a activistas.
Un funcionario en Carelia, la región natal de Dmitriev pegada a Finlandia, se quejó el año pasado de que la obra de vida del historiador encarcelado —la conmemoración de las víctimas de Stalin en el bosque de Sandarmoj— había creado un “sentimiento de culpa infundado” y había sido utilizada por “potencias extranjeras para propaganda contra Rusia “.
Hombres vestidos de uniforme visitaron el bosque el verano pasado para hacer sus propias excavaciones, descubriendo los restos de 16 cadáveres que esperan demuestren que la matanza en Sandarmoj fue, al menos en parte, obra de extranjeros, no sólo de la Policía secreta.
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Patrocinados por la Sociedad Histórica Militar, organización tristemente célebre por su versión nacionalista de la historia rusa, los excavadores buscaban evidencia para apoyar una teoría de los historiadores de Carelia. Sostienen que las miles de personas enterradas en Sandarmoj no son todas víctimas de Stalin, sino que también incluyen soldados soviéticos ejecutados por el Ejército finlandés durante la Segunda Guerra Mundial.
Al acercarse el 9 de mayo, el 75 aniversario de la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi, el sufrimiento ocasionado a Rusia por sus propios gobernantes en el Kremlin se ha vuelto una distracción de los recuerdos del inmenso sacrificio del país en tiempos de guerra.
El presidente Vladimir V. Putin y sus funcionarios no niegan los horrores de la era Stalin, pero quieren que el pueblo se enfoque más bien en los crímenes cometidos por agresores extranjeros. La pandemia ha descarrilado los planes para un gran desfile militar en Moscú, pero los medios de comunicación estatales ya han estado saturados durante meses con reportes diarios sobre el sufrimiento y heroísmo rusos durante lo que se conoce en Rusia como la Gran Guerra Patriótica.
Klodt culpó del suplicio de su padre a su obstinada insistencia en que todas las víctimas fueran recordadas. Sentada cerca de un árbol con una bandera estadounidense clavada que conmemoraba a un hombre de San Francisco ejecutado en el Gran Terror de Stalin, señaló con disgusto hacia un agujero cubierto de nieve cavado por la Sociedad Histórica Militar como parte de su búsqueda de rusos asesinados por Finlandia. “Estoy tan cansada de este circo”, expresó.
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Anatoli Razumov, coautor con Dmitriev de un libro que incluye los nombres de más de 6 mil personas asesinadas por la Policía de Stalin en Sandarmoj, describió la búsqueda de evidencia de atrocidades finlandesas como parte de una campaña de propaganda de los nacionalistas para crear una “historia híbrida”.
Pero Sergei Verigin, historiador y coautor de un libro, “Los Enigmas de Sandarmoj”, aclaró que no negaba las atrocidades de Stalin ni quería demostrar que el bosque no albergaba víctimas inocentes. Sin embargo, dijo, la cantidad ha sido sumamente exagerada.
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