China deja de temer a reprimendas
- Steven Lee Myers
“Al Partido Comunista ya no le preocupan las reacciones, porque se trata de la supervivencia, de la estabilidad del sistema unipartidista, evitando el destino de la Unión Soviética”, dijo Jean-Pierre Cabestan.
![China ha decidido imponer nuevas leyes de seguridad nacional en Hong Kong, ignorando la legislatura del territorio. Una protesta en Hong Kong el 24 de mayo. Foto / Lam Yik Fei para The New York Times.](https://www.panamaamerica.com.pa/sites/default/files/imagenes/2020/06/02/ref_04_hongkong_2-0_0.jpg)
China ha decidido imponer nuevas leyes de seguridad nacional en Hong Kong, ignorando la legislatura del territorio. Una protesta en Hong Kong el 24 de mayo. Foto / Lam Yik Fei para The New York Times.
La acción de China para quitar otra capa de autonomía a Hong Kong no fue impulsiva. Fue un acto deliberado, de meses de preparación. Tomó en cuenta los riesgos de la reacción internacional y llegó a la suposición razonable de que habría que pagar un precio geopolítico importante.
Como acción provocadora, es sólo la más reciente.
Con el mundo distraído por los devastadores estragos de la pandemia, China ha tomado una serie de acciones agresivas en semanas recientes para demostrar su fuerza económica, diplomática y militar en toda la región.
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La Guardia Costera de China embistió y hundió un barco pesquero en aguas disputadas frente a Vietnam, y sus barcos rodearon una plataforma petrolera en alta mar operada por Malasia. Beijing criticó la segunda toma de posesión de la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, y eliminó la palabra “pacífica” de su llamado anual a la unificación con la democracia de la isla. Las tropas chinas se pusieron en guardia de nuevo contra las de India a lo largo de su disputada frontera en el Himalaya.
Todas son tensiones de mucho tiempo, pero la decisión de imponer nuevas leyes de seguridad nacional en Hong Kong, ignorando el proceso legislativo del territorio semiautónomo, muestra lo que puede suceder con una China desenfrenada, que ya no se detiene por el temor a la reprimenda internacional.
“Antes se tenía la idea de que China era cautelosa y trataba de cultivar su poder suave en todo el mundo”, dijo Jean-Pierre Cabestan, profesor de la Universidad Bautista de Hong Kong y autor de “China Tomorrow: Democracy or Dictatorship”. “Esos tiempos se han ido con Xi Jinping”.
Xi, que en siete años en el poder ha perseguido un “gran rejuvenecimiento” del Estado chino, ha emergido de la pandemia envalentonado, explotando temas nacionalistas para desviar la atención de los fracasos iniciales del Gobierno para detener la propagación del virus.
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Aún enfrenta Xi enormes desafíos económicos y diplomáticos. El 24 de mayo estallaron nuevas protestas en Hong Kong, y la resistencia a un mayor control por parte de Beijing podría amenazar el papel del territorio como centro financiero. Los funcionarios y medios estatales han arremetido contra Estados Unidos y otros países, acusándolos de apoyar a “separatistas” y “terroristas” en un esfuerzo por debilitar al Partido Comunista.
Si bien Xi está utilizando la legislación en vez de la fuerza militar en un territorio bajo dominio chino, sigue siendo una medida intrépida de un líder dispuesto a arriesgarse a la condena global para resistirse a lo que él considera injerencia extranjera en la seguridad del país.
“Al Partido Comunista ya no le preocupan las reacciones, porque se trata de la supervivencia, de la estabilidad del sistema unipartidista, evitando el destino de la Unión Soviética”, dijo Cabestan.
“Hong Kong es percibido cada vez más como una base de vigilancia, como un factor en la desestabilización del Estado chino”, añadió.
Las tácticas de China bajo Xi contrastan con las de sus predecesores inmediatos, quienes priorizaron las reformas y la apertura de China por encima de la confrontación con sus vecinos o el mundo en general.
Xi ha reforzado el poder aéreo y naval de China. Las fuerzas chinas amenazan rutinariamente a Taiwán.
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El 22 de mayo, Xi dijo a delegados en la sesión anual de la legislatura, el Congreso Nacional del Pueblo, que el sistema de China era “la democracia más amplia, más genuina y más eficaz para salvaguardar los intereses fundamentales del pueblo”.
Esa confianza ha permitido que Xi haga a un lado las preocupaciones internacionales sobre el comportamiento de China: la ausencia de transparencia y rendición de cuentas del Gobierno; los innumerables arrestos de quienes expresan disentimiento; la detención masiva de más de un millón de uighures y otros musulmanes en la provincia occidental de Xinjiang.
También ha envalentonado a China en maneras que crean la posibilidad de un conflicto armado.
“La agresión china no siempre es simple retórica”, indicó Alice G. Wells, Subsecretaria de Estado de EE.UU.
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