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Estrella Endara: 'En Panamá se desconoce el valor del Carnaval'
- Miriam Lasso
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Para la soberana del Carnaval capitalino de 1974, esta festividad tendría mayor impacto si tuviera una mejor promoción a nivel internacional.
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Para la soberana del Carnaval capitalino de 1974, esta festividad tendría mayor impacto si tuviera una mejor promoción a nivel internacional.
Estrella Endara, reina del Carnaval de La Salsa, Panamá 1974.
De reina del Carnaval de la Salsa 1974 a promotora turística. La abogada Estrella Endara analiza la importancia que tiene esta celebración en Panamá y el giro que ha dado con el paso de los años.
¿Cómo eran los Carnavales de la capital de los años 70?
Eran más formales en el sentido de que había menos exhibicionismo, la gente asistía más con sus familias, aunque tengo que reconocer que éramos menos habitantes, no había tantos extranjeros en Panamá. Igualmente, la gente era más respetuosa, había menos robos, menos asesinatos. Durante los Carnavales no existía ese temor, había menos violencia. Uno se sentía más seguro, no era que había más seguridad.
¿Cómo se escogían las reinas de los Carnavales capitalinos de antaño?
Los Carnavales capitalinos eran muy elitistas, básicamente se escogían de a dedo, porque realmente los Carnavales empezaron en los arrabales primero, pero formalmente se iniciaron en el Club Unión y por eso, llevaban apellidos reconocidos. Ese año en específico, se eligieron representantes de diversos corregimientos y fuimos a un evento en el que nos escogió un jurado. Se nos hacían preguntas, bailábamos, cada una tenía su barra. Era muy bonito porque ese año se escogió por primera vez una reina de entre las representantes de cada corregimiento.
¿Cómo eran los días de una reina durante los Carnavales de la capital en los años 1970?'
Los días eran muy vertiginosos, son miles de cosas, tienes que estar en el salón de belleza, entrevista, fotos, sucedían cosas afuera que uno ignoraba y por las noches, hacíamos recorridos por los diferentes toldos en Río Abajo, Vía España, Avenida Balboa, El Ferrocarril.
¿Cómo se escogían los temas y vestuarios de aquella época?
No sé cómo hacían los organizadores. Pero mi corona fue elaborada manualmente, era un colador forrado, pero muy linda. Los vestidos eran muy sencillos, era tops con faldas largas y cascabeles, tocados pequeños. No obstante, el del Martes Carnaval y los de noche eran más elaborados con piedras y plumas. No era nada tan elaborado, tan brillante y tan "sexy" como se utilizan ahora. Era la época, en Panamá no había tantos materiales, no llegaba mucha ropa del extranjero. Para mí eso era lujoso, eran "sexy" y no se desbordaba nada, por ningún lado. En aquel tiempo toda mi ropa la hacía mi mamá.
¿Cómo eran las tonadas de antes y qué opina de las actuales?
No se puede mezclar el Carnaval de Las Tablas y los pueblos del interior con el Carnaval de Panamá. Tienen dos tunas contrarias, y esa rivalidad está profundamente arraigada en sus raíces y ellas, de verdad que se odian. En Panamá eran tonadas muy ligeras, boberías como en las escuelas, sencillas, simples. Las comparsas tocaban músicas pegajosas que no eran tiraderas. Aquí no hay tunas contrarias, a quién le vas a tirar, tú eres la soberana, la única.
¿Cómo ha evolucionado la música que se escuchaba en los carnavales de esa época?
Yo pienso que se han perdido muchos valores. Creo que la música que escuchas alimenta tu alma y si escuchas matanza y sexo, es de lo que alimentas el alma de los jóvenes. Los medios exaltan la vulgaridad y la pérdida de valores. Tenemos tanta forma de bailar bonito, de una manera digna, pero las jóvenes bailan con pantalones que no dejan nada a la imaginación. Siempre hubo sexo, licor, lo que no puede y debe es exaltarse, vamos a resaltar la cultura y que nuestra música sea la que suene en todos lados.
¿Qué opina de los lujos que rodean la celebración de los Carnavales en nuestros tiempo?
Yo pienso que es importante que estén vestidas de una manera llamativa, que tengan brillante, pero también hay diseñadores nacionales muy buenos, o sea, que no es necesario pagar sumas exorbitantes en el extranjero. No obstante, yo creo que tiene que ser costo beneficio. Evaluar cuánto me cuesta hacer un carnaval, cuántos turistas tengo que traer a Panamá para que la inversión se retribuya con intereses y si ese evento promociona realmente al país.
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¿Realmente son los Carnavales panameños un producto turístico?
Yo creo que en Las Tablas lo tienen claro. Se pasan todo el año trabajado. Saben cuál es el diseño, cuánta plata tienen que pagar, y cuánto queda para promocionar a la siguiente reina. Aquí se beneficia el Municipio y se mueve la economía interna del distrito. Esto es lo mismo que debe suceder en Panamá y en el resto del país. Hace falta planificación estratégica, promoción, crear un verdadero producto turístico de Carnavales. Cuando el turista llega, salta, baila y después no tiene nada que hacer. No se organizan tours para que conozcan lugares aledaños. En Panamá se desconoce el potencial turístico y económico que tienen los Carnavales, y mucha gente lo critica.
¿Por qué los Carnavales capitalinos no tienen el mismo impacto de los Carnavales del interior del país?
El problema que tiene Panamá es una cuestión presupuestaria. Se hacen con presupuesto del Estado que empieza a regir en la primera o segunda quincena de enero y los Carnavales son en febrero. Entonces contratan a los artistas que quedan libre en ese momento. La Organización Mundial de Turismo ha establecido que la mayoría de los turistas planifican sus viajes con seis meses de antelación y nosotros empezamos a hablar de que tenemos Carnavales, un mes antes.
¿Quiénes apoyaban los Carnavales de esa época?
Muchas organizaciones no gubernamentales. El Gobierno siempre ha dado dinero para el Carnaval de Panamá, porque representaría una inversión que hace el país para recibir divisas de afuera.
¿Cuál sería el carnaval perfecto?
Nada es perfecto, pero tenemos que disfrutar las cosas con sus imperfecciones. Tenemos que aprender a ser tolerantes, la gente debe tener límites. Lo digo por algunas nuevas ideas que tiene la gente, de que yo puedo consumir drogas delante de ti, manifestar abiertamente sus preferencias sexuales o manifestaciones de amor en público entre parejas. Si lo quisiera resumir sería evitar la chabacanería de los nuevos valores durante estas festividades y el resto de los días. Si yo quisiera que los carnavales fueran buenos tendría que crear diferentes ambientes, donde los niños, adultos, ancianos y los jóvenes puedan disfrutar conforme a sus gustos.
[Entrevista tomada del archivo de El Trino]
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