Carnavales: ¿los de antaño o los de ahora?
Según opina Solinka 'los de antaño eran mejores. Los de ahora no son ni la sombra. Predominan la vulgaridad y la arrechera'.
- Rosalina Orocú Mojica
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- - Publicado: 21/2/2020 - 12:00 am
Carnavales. Para unos son la gran cosa. A otros le son indiferente y están los que, como Solinka, piensan que "los de antes eran mejores".
Comenta que ella tiene muy buenos recuerdos de los carnavales cuando era niña, adolescente y joven.
"Yo nací en Calle 18 Central, bajando por Calle J del Instituto Nacional. En Avenida Central estaba el Carro de la Reina y Rey Momo. Se iban hasta Santa Ana. La Alcaldía les entregaba las llaves de la ciudad. La reina y el rey eran los dueños de la ciudad. Sonaban las sirenas y la reina iba para abajo", dice la cantante.
Continúa explicando que "no había culecos. Los niños jugábamos desde las 10:00 a.m. u 11:00 a.m. Los vecinos nos echábamos baldes de agua, nos tirábamos talco, agua de Florida, añil y nos pintábamos con betún. Nos divertíamos sanamente, con respeto".
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Sigue rememorando: "Ya después, como a las dos se acababa la mojadera y la gente se daba una ducha. Se vestía bien elegante, hasta con prendas. Salía, se iba a ver el desfile a la Avenida Central: Carros, reinas, comparsas de El Chorrillo, de Calidonia... Se respetaba. La gente no se metía en medio de la comparsa sino atrás de la que le gustaba".
"En la noche, antes la gente iba bien emperifollá. Los hombres de blanco, con leontina. Hoy día estas mujeres se van a los culecos, todo el día bajo el sol, sudando y echándose agua y se van a seguir la celebración en la tarima todas cochinas, en short".
"Antes la gente bien vestida se iba a bailar a los toldos que tenían piso de madera, cerrados y cada toldo era auspiciado por una empresa, como la Cervecería Nacional. Traían músicos del exterior, cubanos, españoles. Yo llegué a ver a Benny Moré, Celeste Mendoza, la Orquesta Aragón, La Sonora Matansera con Celia Cruz, Celio González y Nelson Pinedo, entre otros".
Afirma que todo el mundo quería venir a carnavalear a Panamá. Era una vitrina para todos los que querían venir a Panamá.
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Relata que aunque venían de afuera músicos, para los nacionales "era la oportunidad para ganarse una platita".
Poco pudor
"En los de la actualidad predominan la vulgaridad y la arrechera. Ahora esto es horrible. Por eso es que las mujeres salen preñadas y viene la paridera en noviembre".
Añade que "esa gente, los santeños, han venido a dañar el Carnaval de Panamá".
Ahora, le parece que "los carnavales se han hecho un negocio, "es un modo para meterse un poco de plata en el bolsillo algunos. La mentalidad es si yo te doy tú me das a mí. ¿Qué no se puede hacer con tres millones? ¡Tres millones es una buena cantidad de dinero para organizar unos buenos carnavales!"
No hay justicia
Se lamenta de que "al músico nacional no le pagan lo que se merece, le regatean, lo humillan. Unos hermanitos famosos se adueñaron primero de la ACP y después de los carnavales con Chamán, con Martinellli y luego se metieron con Gustavo Him (que no sabe nada de turismo), se metieron con sombrero pintao que tampoco sabe nada".
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Otra pérdida
Solinka continúa explicando que "la tarima del recuerdo, de la Mingthoy, la de los de ayer, que la gente mayor quiere ver y que añora, parece también cosa del pasado. No sé qué irán a poner, es una decepción tremenda. ¡Esto no es un carnaval".
Regueseros
Comenta que están en boga los regueseros de los cuales ella no es fanática. "Ese género que cantan ellos no tiene música, es una letra sin sentido, no dice nada".
Por su parte, Edgar Soberón Torchía lo que añora de los de antaño son "Las comparsas populares, Los Campesinos, Los Calypsos. Los toldos".
Dice que se diferencia unos de otros en que "ahora me parecen muy calculados. Creo que antes eran más espontáneos, que el furor y la alegría eran más genuinos. Ahora son muy carnales y psicóticos. Es lo que percibo desde que fui a un carnaval en Las Tablas en 1979, cuando tenía 28 años. Eran decadentes, hasta crueles con los animales".
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