Dangelo llevaba una vida entre autos finos y el gimnasio

Dangelo Dayan Ramírez Ramea, quien hasta hace un par de días se mantenía prófugo, había diseñado todo un entramado en Colombia que le permitía llevar una vida ostentosa y pasar desapercibido.

De acuerdo con datos de la investigación, el panameño tenía tres años de residir en el vecino país, donde se desplazaba entre las ciudades de Cartagena, Barranquilla, Medellín y Cali.

Ramírez comercializaba vehículos de alta gama, con los cuales pretendía darle apariencia de legalidad a dineros producto del narcotráfico.

Trascendió, además, que evadía constantemente el control de las autoridades utilizando diferentes identidades, toda vez que tenía conocimiento de los requerimientos penales, en su contra por las autoridades panameñas.

Sin embargo una inscripción en un gimnasio marcó su retorno a manos de la justicia. El panameño usó su huella  dactilar, lo que lo dejó en evidencia.

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Durante su traslado de Cali hasta Bogotá, el otrora más buscado lucía preocupado. Llevaba gafas oscuras, mirada al suelo  y no quiso mirar a las cámaras.

En Panamá, Ramírez es requerido por la Fiscalía de Drogas por delitos relacionados con sustancias ilícitas y blanqueo de capitales.

Este sujeto mantiene condenas pendientes de 12 años de prisión dictadas por el delito de blanqueo de capitales y otra de 125 meses de prisión por delito contra la seguridad colectiva en la modalidad de pandillerismo.

El separado juez séptimo, Felipe Fuentes, había absuelto a Ramírez el 25 de mayo de 2016 y ordenó devolverle el dinero incautado. Además ordenó su libertad inmediata  y le dio protección policial.

En noviembre de ese mismo año, estando custodiado por la Policía, Ramírez abandonó su residencia y se desconocía su paradero.

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