De Juan Pablo II a Francisco, dos visitas que marcan la historia del Vaticano y Panamá
Juan Pablo II y Francisco rompieron el protocolo durante sus llegadas a Panamá. Recuento de dos visitas que marcaron la historia.
- Arnulfo Barroso Watson
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- - Actualizado: 24/1/2019 - 01:52 pm
Tuvieron que pasar 36 años para que otro papa pisara tierras panameñas. Juan Pablo II y Francisco se caracterizan por tener estilos diferentes, aunque con importantes similitudes.
Desde su llegada al aeropuerto internacional de Tocumen ambos marcaron lo que sería su visita a Panamá.
El sábado 5 de marzo de 1983, el “papa viajero” Juan Pablo II besó el suelo panameño a las 9:30 de la mañana, como parte de una costumbre personal que él instauró cada vez que visitaba un país, por encima del rígido protocolo vigente históricamente en El Vaticano.
Francisco también rompió el protocolo cuando llegó a Tocumen el miércoles 23 de marzo de 2019 a las 4:15 de la tarde.
El escenario de ambas visitas era muy parecido, a pesar de los 36 años transcurridos. El breve acto de recibimiento con la presencia del Presidente de la República, el canto de los himnos de Panamá y El Vaticano y los bailes autóctonos interpretados por niños.
Juan Pablo II, luego de besar el suelo, se ciñó al protocolo. En Tocumen, en plena dictadura militar, lo recibieron el presidente Ricardo De La Espriella, el general Rubén Darío Paredes, el coronel Manuel Antonio Noriega y el resto del Estado Mayor.
Francisco llegó a Panamá en medio de un sistema democrático. En Tocumen fue recibido por el presidente Juan Carlos Varela, su esposa Lorena de Varela y el Consejo de Ministros.
Francisco observó detenidamente el baile típico que le brindaron unos niños veragüenses y después se abrió paso entre el presidente, la primera dama y una docena de fornidos escoltas para compartir con los feligreses que lo esperaban.
La cerca de metal fue lo único que pudo contener la emoción de los que fueron a recibir a Francisco a la terminal aérea. Francisco estrechó manos, bendijo un rosario, cargó a un niño y besó a otro vestido con un montuno panameño.
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Los teléfonos celulares estallaron en “flashes” para tomar fotos y videos del histórico momento, mientras las personas deliraban de emoción y cantaban. Un escenario muy diferente a las básicas cámaras fotográficas y de video que recibieron a Juan Pablo II, en una era en la que la tecnología era mucho menos sofisticada.
El papamóvil de Juan Pablo II y el de Francisco son muy parecidos. Incluso el de Francisco, 36 años después, está basado en el de Juan Pablo II. Francisco volvió a marcar su estilo, cuando declinó regresar al sedán híbrido cerrado que lo transportó desde Tocumen hasta la Rooselvelt, y prefirió seguir hasta el final en su vehículo abierto.
Juan Pablo II y Francisco tienen otra cosa en común. Karol Wojtyla fue el primer polaco y el primero no italiano desde 1523 en ser elegido sumo pontífice. Mientras que el argentino Jorge Mario Bergoglio es el primer latinoamericano en ocupar este puesto. Y Panamá tuvo la suerte de recibir en su seno a estos dos históricos papas.
Igual que Juan Pablo II, Francisco también es un entusiasta promotor de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra esta vez en Panamá.
Una región convulsionada
Cuando Juan Pablo II visitó Panamá a sus 63 años de edad por unas 10 horas, Centroamérica era una región convulsionada producto de las guerras civiles. El “papa viajero” visitó ocho países: Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice, Haití y Panamá.
Por las circunstancias políticas de la época, Juan Pablo II tenía un discurso más directo hacia estos problemas.
Coincidentalmente, el segundo papa que visita Panamá encuentra también una situación convulsionada en la Venezuela de Nicolás Maduro y la Nicaragua de Daniel Ortega. Se espera que así como su antecesor, el papa Francisco aproveche su presencia de unas 116 horas en la JMJ de Panamá para hacer comentarios directos sobre la difícil situación política que atraviesan ambos países.
Como lo hizo Juan Pablo II en su momento, Francisco cuestiona la corrupción, la guerra, los vicios de la política, las desigualdades sociales, el abuso infantil y de la mujer, así como el daño desenfrenado que le causa la humanidad al medio ambiente.
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