Panamá
¿Cómo las aguas que rodean al volcán Barú podrían dar pistas sobre su ascenso de magma?
Según las estadísticas, el Barú podría hacer erupción en unos 30 años. Sin embargo, el Instituto de Geociencias no cuenta con el dinero para hacer estudios que ayuden a comprender más su dinámica.
- Karol Elizabeth Lara
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- - Actualizado: 02/4/2021 - 08:28 am
La Tierra es impredecible, pero si de estadísticas se trata, el volcán Barú podría hacer erupción en unos 30 años.
Sin embargo, la historia investigativa del gigante panameño es escasa. Comenzó en los años 90 y aunque en la actualidad se podrían hacer estudios más profundos que den pistas sobre su próxima erupción, el Instituto de Geociencias de la Universidad de Panamá y los expertos no cuentan con el dinero para este fin.
El profesor y geólogo de la Universidad de Panamá, Arkin Tapia, explicó en este sentido que las fuentes de agua que rodean al volcán Barú revelarían datos sobre el ascenso o descenso de magma.
"Habría que empezar a monitorear las aguas de los alrededores del Barú para entender si a través de estas fracturas o de estos cuerpos de agua hay algún elemento químico que nos pueda indicar, por ejemplo los sulfuros, un aumento o descenso del magma. Son cosas que podemos hacer en Panamá, pero necesitamos más apoyo", dijo Tapia.
Por otro lado, el geólogo recalcó que la mayoría de los sismos en Chiriquí son del tipo tectono-volcánicos. Tapia detalló que en estos casos el ascenso de magma o el flujo de gases hacen que las fallas del volcán se reactiven y esto genera la actividad sísmica.
"Como el material fundido tiende a ascender un poquito, empiezan a dinamizarse los gases y vapores de agua. Estos suben hasta el contacto con roca y se infiltran por las fracturas, que generan una especie de lubricación para que nuestras fracturas o fallas se muevan y se generan sismos tectono-volcánicos. Los sismos del Barú están vinculados con la presencia de material fundido en la chimenea del volcán. Eso es seguro", precisó el profesor.
Los estudiosos del Barú han cuantificado cuatro erupciones en los últimos 2 mil años, lo que significa que en promedio cada 500 años hay una. Su última fue en 1550 y basada en las proyecciones, la próxima actividad eruptiva sería en 2050.
"Nuestra Tierra se comporta de tal manera, que nuestros pronósticos se caen. Tenemos que seguir monitoreando para entenderlo. Pero si hablamos de estadísticas, le correspondería tener una erupción en 30 años", puntualizó Tapia.
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Para Tapia es importante aumentar el monitoreo del Barú para saber cómo es su dinámica. Necesitan que las estaciones estén en lugares óptimos (zona media y cumbre) y no en las áreas urbanas, en las que el ruido impide una mayor comprensión del volcán.
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