Coronavirus en Panamá
Cierre del Aeropuerto Internacional de Tocumen dificulta la lucha del Minsa contra COVID-19
El Gobierno reconoce que esto le complica "en extremo" la guerra que lleva para combatir la pandemia en Panamá. Mientras se reporta el recrudecimiento en el mundo de la lucha por conseguir equipos.
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- - Actualizado: 03/5/2020 - 08:41 am
El Gobierno reconoció que el cierre del Aeropuerto Internacional de Tocumen a los vuelos comerciales y las restricciones a los humanitarios, les ha creado un problema logístico para enfrentar el COVID-19.
"Que la prohibición de vuelos internacionales igualmente afecta la provisión de medicamentos, productos, equipos médico-hospitalarios, vacunas y cualquier otros insumos requeridos por las autoridades sanitarias para el control y la mitigación del nuevo brote de coronavirus COVID-19, dificultando en extremo la posibilidad de brindar un eficiente servicio de salud pública a los afectados por esta enfermedad...", plantea el Decreto Ejecutivo 605 de 30 de abril de 2020, suscrito por el presidente Cortizo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) asesora a los países para que reciban vuelos de carácter humanitario cumpliendo con las normas sanitarias necesarias para enfrentar el COVID-19 y permitir el suministro adecuado de medicinas, insumos y equipos médicos para enfrentar la pandemia.
Y es que a medida que la pandemia avanza en el mundo, se hace más difícil la producción y comercialización de medicinas, insumos y equipos para combatir el COVID-19.
Por ejemplo, antes de la pandemia de coronavirus, en el mundo se vendían unos 74,600 ventiladores automáticos por año y en la actualidad la demanda se ha disparado a cerca de 880,000.
Prestigiosos medios internacionales de prensa describen la carrera por la compra de estos equipos como "una demanda sin precedentes en la historia mundial".
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La necesidad urgente de ventiladores ha provocado acaparamiento de países poderosos, que interceptan pedidos de otros países y los pagan en efectivo, con el consiguiente aumento desproporcionado de los precios.
Precisamente ese es el argumento que sigue utilizando el Gobierno de Laurentino Cortizo para justificar la fallida compra de 100 ventiladores automáticos en cerca de $5 millones, que ahora investiga el Ministerio Público.
No se ha brindado más información sobre el tema, desde que la ministra de Salud, Rosario Turner, lanzó el reto a cualquier panameño que pudiera traer ventiladores a Panamá, en menos de 10 días, y con un precio inferior a $50 mil la unidad.
Panamá se unió de esta forma a otros lugares del mundo en donde se ha cuestionado la compra de ventiladores y productos para combatir el COVID-19, porque consideran que sus precios son abusivos.
Reportes internacionales plantean un escenario muy complicado en el mercado mundial.
La empresa alemana Draguer informó que trabaja a su máxima capacidad para producir el doble de lo que produce normalmente, pero advirtió que esto no será suficiente.
Uno de sus ejecutivos cuestionó la afirmación del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de que compraría en el mercado internacional más de 100,000 ventiladores automáticos, algo que, según Draguer, excede la producción mundial actual.
Los ventiladores de la alemana Draguer son tan demandados en el mundo, en tiempos de pandemia, que el valor de sus acciones en las bolsas de valores se disparó en un 95%.
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