Panamá
Balsería trata de fortalecerse en medio de los prejuicios y cambios
- Karol Elizabeth Lara
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Aunque por la sociedad externa puede verse desde una óptica negativa, el pueblo originario lucha por mantener vivas sus tradiciones.
Panamá
Aunque por la sociedad externa puede verse desde una óptica negativa, el pueblo originario lucha por mantener vivas sus tradiciones.
La balsería intenta sobrevivir en medio de los estigmas y reputación de deporte rudo.
Dentro del pueblo Ngäbe reconocen que son sujetos a recibir calificativos despectivos por continuar con esta práctica, sin embargo, recalcan que es clave rescatar las tradiciones y hacer los ajustes necesarios.
"Al ser un deporte rudo y en el que se consume alcohol, a veces es malinterpretado por personas que no participan o no les gusta", manifestó el dirigente estudiantil Jocho Muaguadabo a Panamá América.
Muaguadabo agrega que con frecuencia se usaba el concepto de "indio salvaje" refiriéndose a que la población originaria no sabía leer ni escribir y ese era el motivo por el que los abuelos realizaban los ritos ancestrales, pero aclara que practicar la danza, los deportes, ritos y cantos no significa "ser bruto, sino ser diferente".
A su juicio, más profesionales sienten la necesidad de preservar la tradición, la cual fortalece su lucha.
"Para mantener esta tradición viva y en su máximo esplendor será necesario reglamentar varios aspectos, ya que nuestra sociedad ha cambiado y la mentalidad de la población también. Estos cambios deben salir de los propios krün kitaga (balseros)", precisó el dirigente estudiantil.
La balsería o krün (por su nombre ancestral) es un encuentro de dos regiones en el que se comparte comida, bebida, historias y se juega el deporte de este mismo nombre.
El juego consiste en golpear con un palo de balsa, las piernas del oponente y luego el rival devuelve los impactos. Se destaca la habilidad visual y el equilibrio que cada persona tiene.
Las regiones más destacadas por organizar estos eventos son Nedrini (comunidades como Oregidede, Berikäte, Chorcha, Soloy) y Kädriri (Cerro Javilla, Macano Mukiabiti, Cerro Puerco y Llano Ñopo).
En la región Ño Kribo (Bocas del Toro) no se juega después de que en 1962 llegara la religión Mama Tata al área y la mayoría de los lugareños siguieran esta doctrina que la prohibía.
Se realiza especialmente en la estación seca, pero en las áreas al norte de Santa Fe, los grupos buglere la organizan en invierno.
Este año, la cita estará organizada por Nele Salina Mudiali Kurä, por la regional Kädri, y Generino Gallardo Nguite Orerie, por la región Nedrini.
"En el krün se convive, se come juntos y se bebe juntos usando el concepto de hermandad. Se ejecutan instrumentos musicales que brindan un sabor llamativo al evento", agregó.
Otros desafíos del juego sagrado son la logística, salud, seguridad, economía y la publicidad, detalles que según Muaguadabo se deben evaluar con urgencia.
"En principio, cada vez que se realizaba el grupo anfitrión se hacía responsable de la alimentación y seguridad de los visitantes, su número variaba entre 500 a 1500 personas. Hoy para organizar algo de tal magnitud hay que hablar de recurso económico", apuntó.
Parte de las herencias culturales de la balsería son el sombrero con penachos o plumaje (que solo puede portar un líder de las balserías) e instrumentos musicales como cuernos y flautas.
Táin Munä, líder de la balsería de Chichica, región Kädriri, subraya que esta fiesta es autóctona y da un sello de identidad.
"Nuestra fiesta tradicional es igual que cualquier otra del país o del mundo. Es parte de nuestra identidad. Así, por ejemplo, como los carnavales, solo que la nuestra es original", expuso.
Munä aboga por conservar la cultura, que es un vehículo de identidad.
Por su parte, Nguite Muaguada destacó que compartir en la balsería es bueno y propicia la convivencia armónica, sobre todo porque les permite a las familias originarias reunirse.
Con respecto al tema de la ebriedad, el líder de balserías recordó que en todo tipo de fiestas en las que se consume estas bebidas pasa esta situación.
"Se liba chicha fuerte como ocurre en cualquier otra fiesta. Si hablamos de bailes, ferias o carnavales hay peleas si se consume alcohol. No es un tema exclusivo de la balsería", puntualizó Nguite, que instó a que se realicen investigaciones y se escriban libros para documentar esta tradición.
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