Ya nada es igual
Tengamos presente que, cada dolor tiene su calmante y por encima de Dios, no hay nada ni nadie planeando situaciones que él no pueda controlar o destruir.
Tengamos presente que, cada dolor tiene su calmante y por encima de Dios, no hay nada ni nadie planeando situaciones que él no pueda controlar o destruir.
Los que tratan de convencernos de que no vivimos diferente ni ellos mismos se lo creen. Voy a comentar situaciones en las que hemos cambiado nuestro modus vivendi. Antes, la mayoría se despertaba sin estrés, daban gracias a Dios por la vida y empezaban su día tranquilos.
Ahora desde que despiertan, a Dios lo cambiaron por la palabra pandemia, no se acuerdan de darle gracias por un nuevo día, muchos olvidaron que ¡existe!, porque el sistema es el que manda y da las normas a seguir, y según el día de la semana que fuera, si es para las mujeres, las pobres, obedeciendo las normas dadas por los que ordenan qué hacemos y qué dejamos de hacer, sin importarles ya a la gran mayoría verse lindas y atractivas se enganchan lo que sea y, sin olvidar su tapabocas y los otros objetos agregados, salían disparadas a hacer sus diligencias temprano para no encontrar esas filas kilométricas (que igual encontraban).
Iban siempre mirando el reloj para no pasarse del tiempo señalado por “las autoridades”.
Díganme, ¿antes vivíamos así? Respuesta conveniente para los interesados “es que no había pandemia” y así nos han ido llevando, limitando cada vez más nuestra libertad hasta lograr su objetivo de someternos como corderitos a su voluntad.
Por otro lado, por más contagioso que fuera el mal que padecía un familiar se buscaba o se creaban los mecanismos para que pudieran verlo aunque fuera una hora por día con las debidas precauciones, claro está, si fallecía, no tenía la oportunidad de verlo morir, solo recibía una caja “supuestamente” con las cenizas de su ser querido, por eso, mucha gente no quiere ir a los hospitales y prefieren tratarse con remedios caseros y mucha oración que los han levantado de su postración, incluyendo a algunos adultos bastante mayores.
Como ahora todo es pandemia ni los enfermos de otros males se salvan, incluyendo a los que padecen un cáncer terminal. Díganme otra vez, antes ¿pasaba esto? Ya saben la respuesta para justificar lo que persiguen.
Pero la pregunta del millón es: ¿Creen por casualidad que Dios se ha tomado una siesta desde que empezó esta locura y no se ha enterado?
Lamentablemente nos estamos acostumbrando a un nuevo sistema de vida donde permitimos que nos estén cercenando sistemáticamente nuestras libertades, lo que va en detrimento de nuestra calidad de vida ya de por sí muy maltrecha.
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Por eso estemos alertas no para defender nuestros derechos con violencia, sino al estilo de un pacifista como el gran Ghandi. Sabemos que Dios, no duerme siesta, solo que su tiempo no es el nuestro por eso, paciencia y fe. Así de sencillo.
Tengamos presente que, cada dolor tiene su calmante y por encima de Dios, no hay nada ni nadie planeando situaciones que él no pueda controlar o destruir. Tranquilos recuerden aquello de, no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante. Y al despertar, lo primero dar gracias a Dios. Wao y eso que muchos dicen que nada ha cambiado, ¿en qué mundo vivirán?
En este no, por supuesto.
Escritora.
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