Vigencia del falso paradigma babélico
La destrucción de los paradigmas sobre los cuales echó raíces la humanidad. Sí, de eso se trata.

Vigencia del falso paradigma babélico
La destrucción de los paradigmas sobre los cuales echó raíces la humanidad. Sí, de eso se trata. Todo cuanto represente un objetivo de la Agenda 20/30 converge, sin duda alguna, a esa destrucción y desmoronamiento, lejos de toda edificación o construcción, de los caminos ya recorridos por la filosofía, las ciencias, las artes, en fin, de todo cuanto significó nuestro haber o patrimonio existencial o vivencial, ello de todo lo que nos rodea. Significa un desmoronamiento del ente y de la identidad del agente.
Del “ente”, como algunos ya sabrán, desde el campo profundo de la filosofía, se comprenden, según Aristóteles, a cada ser de la naturaleza, que es lo existente en sí, independientemente de sumovimiento, incluso del movimiento del intelecto que lo piensa. La denominada analogía del ente traduce la idea de que todo ser, sea un objeto material, un fenómeno o una idea, es parecido a otro y, al mismo tiempo, es distinto de él.
La esencia del ente, desde esta perspectiva, es lo que determina la individualidad del ente. De modo tal que cuando definimos al ente “hombre” lo caracterizamos, desde una perspectiva general, como un ser viviente, racional, pensante, inteligente, constructor y creador, dotado de facultades muy suyas y que, al mismo tiempo, son excluyentes de otros seres o entes vivos o existentes. El “ente hombre”, concepto que integra a la mujer, es un ser creado, dado, dotado de capacidades y facultades muy superiores a los otros entes o seres vivos. Por ello, el ser humano domina,desarrolla, ocupa espacios, vive y se proyecta en el tiempo, etc.
Todo cuanto entrañe al ente, en sí, como una universalidad, es materia propia de lo óntico; pero cuando ya decantamos en la definición propia del ser y de establecer las categorías fundamentaleso modos generales de ser de las cosas a partir del estudio de sus propiedades, entonces entramos al campo de la ontología. En conclusión, la ontología procura describir o proponer las categorías y relaciones básicas del ser o de la existencia para luego proceder así a definir las entidades y de qué tipo son ellas.
Todo ente, todo ser, tiene una entidad y una identidad. Tiene esencia y tiene características que lo definen. No es tan solo un fenómeno, también noúmeno, esencia pura. El ser humano es esencia de lo racional, lo pensante, lo lógico, lo racional, lo espiritual, por ello busca formular juicios morales y establecer reglas y principios de comportamientos éticos. Tanto la moral como la ética son campos del saber filosófico.
Si desde la perspectiva óntica y ontológica, al hombre, a la mujer, lo definen ciertas condiciones o características, acaso podrá el mismo ser humano el pretender cambiar esa entidad y su identidad?. La respuesta, filosóficamente, sería una sola: Imposible. Todo sería un gran engaño. De allí que todo slogan o cintillo que contenga en sus enunciados la promesa de instaurar o implantar cambios en el alma, la mente, el cuerpo, el espíritu de los hombres aparejado con expectativas de días felices, lleva inserta el gusano de que la corroe y destruye.
La promesa de la Agenda 20/30 que predica como slogan de campaña: “No tendrás nada pero serás feliz”, implica eso. Un engaño, una gran mentira. Puras patrañas. Pues lo que no le dicen alente y ser, al hombre, a la humanidad, es que al permitir el hombre la reducción de sus derechos naturales, el aniquilamiento de sus libertades, la supresión de su propia naturaleza, entonces todo discurso de derechos y de libertades se hará iluso, meros cantos nostálgicos de sirena que un día alentaron el progreso, el desarrollo de la humanidad, máxime al que nos indica que todos los hombres nacemos libres y somos iguales ante Dios, ante la Ley y ante los demás congéneres.
Se trata de pisotear y destruir nuestra conformación eidética, nuestra esencia. Quieren desaparecer al hombre. Vana pretensión del llamado transhumanismo que ahora quiere hacer de los humanos una simbiosis de hombre y máquina o, si se quiere, ingeniería genética y cuerpo humano. Se trata de destruir el alma, el intelecto, la razón crítica de los humanos, para que un reducido grupito de poderosos, sobre la tierra, se crea o coma el cuento, de que, realmente, ellos son los dueños del planeta y que pueden jugar a ser Dios.
Por ello, entre otras cosas, no podemos permitirnos las distorsiones de la sexualidad humana, menos que el estado se apropie, en las escuelas públicas y privadas, del derecho natural delos padres, de la familia, en enseñar esta educación “sexual” a sus hijos, derecho inalienable de la patria potestad. No podemos permitir que nos expropien los derechos propios de la familia, pues todo lo que se persigue es desnaturalizar al hombre, destruir su esencia y su capacidad espiritual.
Aunque el falso paradigma babélico subyace en nuestra sociedad, lo cierto de todo es que quienes juegan a ser dioses, quienes desafían al Creador y mancillan el nombre del Santo Jesús,terminan victimizados por sus propias ínfulas y planes. Dios bendiga a la Patria!.