Panamá
Un país devastado
- Luis Pinedo Velásquez [email protected]
Panamá necesita una nueva clase política que le interese el bienestar popular, muy por encima del propio...
Panamá necesita nuevos políticos, una nueva clase de ciudadanos comprometidos, estudiados, de la clase trabajadora, que busquen cambiar la forma de ver la cosa pública y no cómo hacerse beneficiario de la misma. Foto: EFE
La frase evoca una tragedia de magnitudes extremas, propia de países que viven desastres climatológicos o guerras de cualquier tipo.
Pensar en Panamá como un país devastado es casi antagónico, porque con frecuencia escuchamos decir que nuestro país es el “Dubái de las Américas”, un istmo lleno de rascacielos, el país con el segundo canal más importante del mundo y con uno de los registros navieros más envidiados, resulta imposible, casi absurdo, cómo alguien puede ser tan negativo para mirar en el moderno y cosmopolita Panamá a un país devastado.
Enseguida vienen a mi mente los problemas propios de un país tercermundista, pero que aquí parece que no nos están importando.
Debo empezar por la educación, por ser mi mundo, donde seguimos teniendo escuelas ranchos y multigrados.
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Y cómo no pensar que está devastado, si el futuro de Panamá está estudiando de manera precaria y ni entremos en detalles, porque cada vez que hacemos balance de nuestros estudiantes con pruebas internacionales, ganamos medallas de consolación ocupando los últimos lugares.
Cómo no pensar que estamos devastados, si en un país supuestamente “rico”, el panameño muere por falta de salud pública de calidad.
Hemos llegado al punto de ver a los galenos en huelga por no tener insumos para trabajar, no están pidiendo más salario o más beneficios, no: hacen huelga porque necesitan atender mejor al pueblo y no tienen con qué.
O cómo no sentir y pensar que este país está devastado, si todos los días vemos a políticos elegidos por el pueblo para sacarnos adelante, en miles –y no exagero –miles de casos donde se han robado el dinero del pueblo y salen impunes, sin castigo.Y, ¿entonces qué?
¿Qué vamos a hacer?
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Lo mismo que hace un pueblo cuando un huracán pasa o una guerra termina: buscar la forma de restablecer el orden para lograr salir adelante y volver a las sendas de la tranquilad.
Panamá necesita nuevos políticos, una nueva clase de ciudadanos comprometidos, estudiados, de la clase trabajadora, que busquen cambiar la forma de ver la cosa pública y no cómo hacerse beneficiario de la misma, más bien, trabajando de forma ardua, por todos los panameños.
Panamá necesita una nueva clase política que le interese el bienestar popular, muy por encima del propio.
Uno que no necesita andar en camionetas 4x4 para hacer ver que es poderoso, por el contrario, uno que quiera legislar, trabajar y emprender políticas públicas que establezcan una base sólida para un futuro mejor.
El cambio será difícil, pero jamás imposible.
El inicio será duro y a quienes les toque la tarea, tendrán que ser valientes y afrontar las consecuencias de querer transformar el status quo de comodidad egoísta y mala habida que tienen los que ejercen el poder en nuestros días.
Panamá te necesita, sí, a ti que después de leer esto estás seguro que no quieres ver “un Panamá devastado”.
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