Existencia
Un dilema para la humanidad
- Jorge Luis Roquebert León
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- opinion@epasa.com
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..reflexión sobre el origen del peligro de la depredación humana hacia su planeta nos plantea un cambio saludable lo antes posible

Las prácticas saqueadoras de las riquezas naturales, han acelerado no solo la destrucción del medio ambiente de cada región, sino también el de culturas locales. Foto: EFE.
Al partir de las premisas de que el extractivismo es necesario para un mejor nivel de vida de la humanidad y de que el medio ambiente es necesario para la supervivencia de los seres vivos del planeta, se puede concluir que el extractivismo y el medio ambiente son necesarios para la sobrevivencia y un nivel de vida apropiado para la humanidad como ser vivo que transforma en utilidades lo suministrado por la naturaleza.
Por un lado, el nivel de avance de las diferentes civilizaciones humanas que existen, y han existido, desde tiempos inmemoriales se ha medido de acuerdo al manejo por cada cultura de los antecedentes del extractivismo actual, como han sido el dominio de las diferentes formas energéticas, desde la utilización del fuego y el manejo del viento, hasta los productos derivados del petróleo o eléctricos; en el dominio de herramientas elaboradas de materiales cada vez más resistentes, como la piedra y madera hasta los metales; y, el dominio de mejores especies alimenticias, desde la selección de mejores granos por el hombre antiguo hasta los monocultivos con plantas más resistentes genéticamente.
La reflexión sobre el origen del peligro de la depredación humana hacia su planeta nos plantea un cambio saludable lo antes posible, teniendo presente que aunque la evolución de la racionalidad humana ha conllevado la transformación del medio ambiente, a un nivel amenazador, también posibilitará su salvación al comprender y mantener la necesidad de un equilibrio como ser vivo dentro de su entorno.
Las prácticas saqueadoras de las riquezas naturales, que en la actualidad resaltan por las actividades de empresas transnacionales, que con el patrocinio de gobernantes locales, han continuado las actividades conquistadoras iniciadas en nuestro continente hace 500 años, han acelerado no solo la destrucción del medio ambiente de cada región, sino también el de culturas locales que no responden a las prácticas dominantes a nivel global o nacional.
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Si en el siglo XIX, la Revolución Industrial y el desarrollo del sistema capitalista aceleraron la producción de manufacturas y el conocimiento humano de su ambiente, a partir de la transformación de los recursos naturales, en el presente se hace necesaria la búsqueda de nuevas alternativas que guarden el equilibrio entre la conservación de la humanidad, como una de las formas vivientes existentes, al tiempo que se mantenga un nivel de vida de calidad para la mayoría de los habitantes humanos.
Ante la situación planteada, la humanidad debe orientarse en la construcción de una ética global que oriente el mejor camino hacia la construcción de una nueva sociedad.
Si no es posible dejar a un lado las actividades humanas que alteren el ambiente y retroceder el nivel de vida alcanzado, tampoco es permisible la destrucción ambiental existente que conlleva la desaparición de formas de vida necesarias para la sobrevivencia.
Se hace necesaria una transformación de la mentalidad que sustenta el modo de vida vigente, en donde la generación de ganancias desmedidas deje de ser el objetivo primordial de las actividades humanas.
Profesor de Historia.
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