Escuela
Templo del saber
- Fermín Agudo
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...un número cuantioso de jóvenes, tanto hombres como mujeres, han desertado de las áreas escolares privados de poder continuar por la verdadera falta de estímulos individuales y grupales.
La educación es una de las actividades de alto relieve con las cuales podemos transformar a las personas. Foto: EFE.
La escuela siempre ha sido la institución que anima la motivación mental.
¿Pero qué sucede en nuestros días?
Abrigo el presentimiento.
En el pasado se apreciaba la escuela como algo sagrado y cuando entrábamos en sus aulas nos sentíamos gustosos, pensando siempre que algo extraordinario se avecinaba en ella.
Hoy podemos decir, sin derecho a equivocarnos, que la educación transita por los predios ultrajantes del desempeño, con unos templos cerrados, otros con los techos caídos y algunos presumiendo sus funciones en ranchos como en la era de los deprimidos.
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Lo cierto es que, con dolor, lo podemos comunicar; la institución en nuestros días procede calamitosa entregada a los tratos que nos vienen rápidamente de la indiferencia, siendo el padecimiento lo que nos inspira el ánimo en precoz decadencia como en la era arcaica.
Concebimos la situación ilógica en los momentos de hoy, pues un número cuantioso de jóvenes, tanto hombres como mujeres, han desertado de las áreas escolares privados de poder continuar por la verdadera falta de estímulos individuales y grupales.
La incomodidad nos dice, no andamos bien, caminamos sobre los colapsados construidos por el desengaño mortal.
La categoría responsable opera para algunos, en otros se ha perdido por las grietas del espanto conmovedor.
Abundantes de sinsabores, podemos constatar que la escuela de nuestros días anda mal, pues el programa escolar que debemos promover, sus pasos obedientes, los llevan a cabo con extraña lentitud, sin tener en cuenta que esta actividad es un tesoro que cambia la vida social, que hace de nosotros el nuevo ejemplar capacitado.
Y, en ciertas condiciones reales, los templos continúan demostrando penurias en otros aún no ha entrado la mano modificadora constructiva que nos delega la metodología moderna.
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Tengo que hablar de la puntualidad, expresando que una de las actividades de alto relieve con las cuales podemos transformar a las personas, es, sin duda alguna, de la educación con los claros ideales de preparaciones tangibles y elementos leales de éxitos formidables, plagadas de adecuaciones fundamentales.
Debo decir que no tenemos en cuenta, me refiero a la alimentación; no se puede pensar con el estómago vacío, carente de energías ancladas en la buena voluntad, pues el órgano movido por las sustancias alimenticias nos invita a trabajar con verdadero entusiasmo realista y compromiso.
Es la seriedad del aspecto intelectual la que promueve el capital humano como recurso restaurador de la voluntad.
La escuela nos brinda las adaptaciones, eh aquí donde puntualmente son entregados los cambios emocionales ampliados en aceptos conjuntos consignados de aprendizajes, noveles portadores exitosos de los orgullos pretensiosos.
Escritor
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