Epicentro
Sobre el contagio del pesimismo
En medio de esta pandemia, hay que mantener un norte claro de manera colectiva y de manera individual.
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En medio de esta pandemia, hay que mantener un norte claro de manera colectiva y de manera individual.
La economía se va a estabilizar; los niños volverán a clases; los amigos y familias volverán a interactuar amenamente, porque este ha sido siempre el ciclo natural de la existencia. Foto EFE.
“Muchas personas están paralizadas, no en los miembros del cuerpo, sino en sus pensamientos”. Norman Vincent Peale.
Sin duda, el contagio más peligroso para el hombre no resulta ser aquel viral que se deriva de una enfermedad; al final, y en promedio, el sistema inmunológico, la biología o la naturaleza, terminan superando los males fisiológicos que la existencia misma implica.
De ahí que la propia selección natural ha venido cumpliendo sus propósitos durante el curso de esos doscientos setenta y cinco mil años, o más, que el hombre ha rondado por La Tierra. Por ese lado, al menos, no hay que preocuparse; la vida prevalecerá de una u otra forma, como es su costumbre natural.
Pero, en otro plano, en el aspecto anímico, en la consciencia de su vida, el hombre tiende a edificar más males y dolencias que cualquier enfermedad real que el destino realmente le depara. De un resfriado simple, puede hacer su mente pulmonía, cuando el temor se apropia y apodera de él.
Lo mismo con el resto de los males de su cuerpo: los tiende a duplicar, como si portara en su bolsillo siempre un microscopio que desproporciona los tamaños reales, haciendo de ellos los gigantes que terminan siempre por robar su paz y su armonía.
En estos momentos que vive nuestro mundo, la desolación, la falta de esperanza y el temor hacen fila por entrar en los hogares y, especialmente, pretenden alojarse en el propio pensamiento de aquel que los invita.
Fácil es, entonces, ser la presa de torturas de su propia mente en los momentos de pandemia. No hay que relajarse en las medidas preventivas de salud, ni despreciar las proporciones serias de la enfermedad que ahora se propaga por el mundo; pero el hombre como especie lo superará, como en el pasado ha superado las atrocidades grandes del destino, de las guerras y desastres naturales, por medio de la resiliencia.
En medio de esta pandemia, hay que mantener un norte claro de manera colectiva y de manera individual. La economía se va a estabilizar; los niños volverán a clases; los amigos y familias volverán a interactuar amenamente, no porque así nosotros lo queremos, sino porque este ha sido siempre el ciclo natural de la existencia.
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No empañemos, pues, con pensamientos grises y desoladores el espejo claro de la realidad y fortaleza que siempre ha reflejado, a lo largo de la historia, el ser humano. La vida, hasta en sus manifestaciones simples, se abrirá siempre camino sola, aún sin la existencia de nuestros atesorados pensamientos pasajeros.
Abogado.
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