Estrategias
Se requiere invertir en educación para un futuro viable
Para invertir en educación hay que invertir el proceso de las políticas educativas, las cuales deben ser ascendentes desde la escuela, y para iniciar esta verdadera reforma o transformación se necesita...:
- Edwin Pinzón Vargas
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- - Publicado: 17/3/2019 - 12:00 am
La posible oferta educativa no responde a la vocación productiva del país o bien hay una disociación significativa entre el sector educativo y el empleador. Foto: Archivo.
Desde mi punto de vista, considero que la educación en la República de Panamá, por lo general, no corresponde a la necesidad de un país que busca su desarrollo. Es una educación que tiene un contenido abstracto, formalista, una didáctica más preocupada de transmitir conocimientos que de crear un espíritu crítico. Elevar la inversión en educación para nada garantiza que podrá disminuir la pobreza, y esto se debe a dos escenarios.
En primer lugar, a nivel educativo existen circunstancias, asociadas con la formación docente, muy críticas; en efecto, en muchas aulas y escuelas, por más que se les dote de todos los recursos necesarios: PC, libros, laboratorios y hasta un mejor sueldo, las cosas no van a cambiar, dado que el docente no tiene las habilidades de alfabetización para ejercer la docencia, ni siquiera vocación, y esto es muy grave.
En segundo lugar, en el escenario social rural no hay conectividad ni alineación sistémica a nivel educativo; en muchas comunidades al terminar el sexto grado no pueden continuar con el bachillerato, o bien al terminar este último nivel no pueden acceder a estudios técnicos o universitarios; pero hay algo más: la posible oferta educativa no responde a la vocación productiva del país o bien hay una disociación significativa entre el sector educativo y el empleador.
Por citar un caso: ¿Cómo es posible que en el bachillerato comercial los estudiantes estén aprendiendo a escribir a máquina y cuando van a buscar empleo se encuentran con computadoras?
Para invertir en educación hay que invertir el proceso de las políticas educativas, las cuales deben ser ascendentes desde la escuela, y para iniciar esta verdadera reforma o transformación se necesitan:
Directores con liderazgo;
Docentes en aprendizaje permanente con vocación y mística;
Escuelas con autonomía y articuladas sistémicamente con niveles técnicos y superiores;
Planes integrados por los sectores productivos, empresariales y educativos;
Una agenda de reflexión pautada por la investigación en el aula, en la escuela y en la sociedad;
Sistemas de evaluación estandarizados que midan y valúen (Medición y Valoración);
Uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones bajo un modelo pedagógico informacional;
Desterrar la lógica del fracaso escolar con un nuevo enfoque evaluativo, entre otras exigencias.
Efectivamente, para iniciar este proceso se necesitan recursos, pero sobre todo urgen mecanismos legales más flexibles y reformas estructurales desde la Constitución en aquellos tópicos vinculados al recurso humano: sin directores ni docentes con mentalidad planetaria todo intento de reforma o toda inversión será un nuevo fracaso.
Ojalá que, algún día, los futuros gobernantes de nuestro hermoso y productivo país decidan no copiar, sino construir su propio destino con honestidad, sensibilidad y rigor científico apegado a la realidad y a las necesidades concretas.
La educación no debe ser un vil negocio, puede ser un negocio decente.
Licenciado en Relaciones Internacionales.
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