Panamá
Rumba y danzón, la moda perturbadora en la década del 30 panameña
- Mauricio Mclean
- /
- [email protected]
- /
Es curioso observar que a principios de la tercera década del siglo XX, en Panamá la moda de bailar, rumba, danzones, jazz y two step, estaba en la capital.
Es curioso observar que a principios de la tercera década del siglo XX, en Panamá la moda de bailar, rumba, danzones, jazz y two step, estaba muy arraigada en la masa popular de la capital.
El tamborito y su variante, el tambor de orden, en gran parte del país. A pesar de los constantes lamentos sobre la mala situación económica de aquellos años, esto no fue impedimento para que se siguieran organizando multitudinarias actividades sociales, en donde los bailarines podían hacer gala de su talento al danzar. Sin embargo, la vida es un péndulo.
Hay épocas en las que hay prosperidad, seguidas certeramente, por períodos en donde hay depresión, momentos alegres, siguen a temporadas tristes, y así la vida en un balance, en donde todo en exceso es malo, varían las diversas emociones de los seres humanos, dependiendo de su tiempo histórico. Vamos llegando paulatinamente a la década de los treinta en Panamá, y los diarios liberales ven surgir un competidor que hasta hace poco veían con sorna y sin importancia: la prensa católica.
La importancia de los periódicos radica en que estos nos brindan mucha información sobre las formas de diversión populares y desde diversas perspectivas, que compiten en un mercado informativo. Los años de alegría de los años 20, conocidos en los Estados Unidos como los "roaring twenties" y los "Goldener Zwanziger" en Alemania, iban quedando atrás y ya asomaban negros nubarrones en el mundo que eran las desgracias que se iban a cernir sobre el en los años treinta y que harían de esta década una que puede ser calificada como "seria": La Segunda Guerra Mundial, La Gran Depresión, La Guerra Civil Española por mencionar a los traumas más grandes de ese tiempo. Y todos tuvieron repercusión en Panamá, lo que da lugar a la disminución del ánimo festivo en el mundo y por ende en nuestro país, que suele ser reflejo de la situación internacional, especialmente si en ella está involucrada Estados Unidos, que era casi siempre y con el añadido que teníamos su presencia, literalmente en medio de nosotros.
Sin embargo, el espíritu lúdico panameño no desaparece, pero encuentra una contraparte en un discurso que hacía mucho más énfasis en la moral que antes. Contrasta el intenso deseo de las muchachas jóvenes de los años veinte y sus alegres escapadas a los bailes, como el que ocurrió en enero de 1922, con unas señoritas internas de la Escuela Normal, cuando estaba situada en Panamá, y su director era Nicolás Victoria Jaén, que "muy amarquesadas", o sea absolutas, se escaparon del internado y se dirigieron a un toldo en donde abundaban "mujeres de la vida alegre".
Como la ciudad de Panamá, era tan pequeña en ese entonces, apenas contaba con tres barrios, San Felipe, Santa Ana y La Exposición, que era muy reciente, alguien del diario El Ají, se enteró y publico esta travesura juvenil, llamando la atención a "Don Nico", para que estuviera más atento con sus internas, porque estaban rozando con "personas que no son iguales a ellas", según el rotativo, con la severa lección publicada en crónica del periódico El Debate, el 4 de abril de 1935, bajo el título: "Que sabroso es bailar", en la cual una muchacha sentía segura la conquista del corazón de un joven caballero que había cautivado su interés, con la importante ayuda de su maestría al bailar el jazz, nada más para verse humillada, al enterarse de que ese joven, con quien tanto se había divertido en fiestas mundanas, había escogido para esposa a su hermana, a quien ella tenía como una ridícula santurrona, pero que a ojos del joven, era más tranquila y tenía más "material de esposa", que su "atrevida y relajada" hermana, la bailarina.
Rumba, danzón y jazz, los tres de moda en Panamá en los años treinta, así como el Two Step lo fue a principios de los años 20 y la mazurka, aunque usted no lo crea a fines del siglo XIX. Algo tenían que hacía que las parejas perdiesen la cabeza, cuando los bailaban por las constantes quejas, en contra de esta música, con letras y ritmos que despertaban los bajos instintos y eran tan oídas sus canciones, que algunas personas estaban cansadas de oírlas a cada rato en las vitrolas y gramófonos. Al contrario, los entusiastas muchachos del Centro Social "Uria" daban un regio sarao en los amplios salones de Los Festivos, el cual fue amenizado por la Orquesta Cotton Club, precisamente con alegres sones y foxtrot en 1936. Como todo en la vida, cada idea tiene sus partidarios y detractores.
¡Mira lo que tiene nuestro canal de YouTube!
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.