Aprendizajes
Revolución educativa
- Luis Pinedo Velásquez opinion@epasa.com
Una eevolución educativa que se geste en la conciencia de nuestros gobernantes, se desarrolle en nuestras aulas y se mantenga en nuestra conciencia.

La educación debe ser mejorada en función de reducir las desigualdades de este pueblo. Foto: EFE.
Cambiar un país, mejorar una nación, desarrollar un Estado jamás será tarea de cinco o de diez años.
Estamos sufriendo momentos difíciles política y socialmente en nuestro país.
Gobernantes de todos los niveles de mando involucrados en actos que a todas luces significan un desmoronamiento de la Ética y la Moral que se necesita para sacar un país adelante.
Pero, de dónde viene este deterioro, parece una hipótesis sin prueba y un resultado sin hipótesis decir que los gobernantes del momento provienen de un sistema educativo o una sociedad panameña carente de toda educación y formación en valores y análisis crítico, porque alguien que logra llegar a un puesto de elección popular y actúa de manera adversa al bienestar del pueblo, sin duda, carece de una educación en valores.
Aquí empieza mi reflexión de esta revolución educativa que Panamá necesita como base fundamental y objetivo estratégico.
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La educación debe ser mejorada en función de reducir las desigualdades de este pueblo.
Cómo podemos reducir desigualdades cuando el niño de los poblados estudia en escuelas ranchos o multigrados o, peor aún, en instalaciones más parecidas a una cárcel en decadencia que a una escuela como lugar de motivación de vida.
Esto no es más que voluntad, sí, señores: voluntad política.
No se necesitan leyes o reformas.
Se necesita una revolución que llegue al poder, para que, del presidente hacia abajo, establezcan un plan de optimizar la infraestructura de las escuelas públicas, tengan el valor y el coraje de enfrentar a los gremios, a la corrupción y hasta la sociedad en sí, porque, además, aquí necesitamos urgente una reforma al pénsum académico.
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Se necesita un estadista que empatice en carne propia el dolor de niños que estudian, soñando algún día salir de ese entorno; uno que desde su primer día tenga por prioridad la educación de nuestros niños y no puede seguir como está.
A la par se debe ver con qué vamos a educar a nuestros niños en las escuelas públicas u oficiales.
Y es que no debemos educar para salir bien en pruebas internacionales o para que los estudiantes ingresen a universidades de países desarrollados; lo que debemos es educar a nuestros niños para que colaboren entre sí mientras van creciendo, no compitiendo por una calificación o entrenándolos para solo premiar al de mayor calificación, porque no todo se puede medir de esa manera.
Si en vez de eso empezamos a educar a nuestros niños por un conocimiento colectivo, por una colaboración entre seres humanos y que, al final de un simple proceso de aprendizaje, el que más capacidad tiene ayude al que menos, para que ambos entendieran el tema, sin distinción de nota o calificación, en el futuro tendremos panameños que aman panameños.
Este cambio debe ir centrado en mallas curriculares y planes de estudio por competencia y no por objetivos.
Con una diversidad de formas de aprendizaje para un mismo tema, donde el niño kinésico lo obtenga de manera práctica, pero el niño sensitivo o analítico de manera teórica, y ambos compartan con sus docentes y con sus compañeros el proceso, más que el resultado.
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Hablemos de los docentes, aquellos que por vocación deciden educar a nuestros hijos y pasar más tiempo con ellos que con sus propios hijos.
Hemos visto cómo en los últimos gobiernos algunos cambios profesionales de los docentes, más que todo en tema de idiomas y tecnología, pero cuyas evaluaciones no resultaron arrojar ni los números medianamente aceptables, quizá, porque no se invirtió en trabajar el ser primero.
Para aspirar tener estudiantes de alta calidad, primero hay que invertir en docentes que manejen esa malla curricular nueva, colaborativa, centrada en el conocimiento y no en la calificación.
Esto no se logra solo, no se transforma uno por que sí, necesitamos armar escuelas para docentes en todas las provincias y asegurarnos que cuando arranque esta Revolución Educativa, todos nuestros docentes estarán preparados.
Una revolución educativa que se geste en la conciencia de nuestros gobernantes, se desarrolle en nuestras aulas y se mantenga en nuestra conciencia.
Chef. Rector del Instituto Superior de Alta Cocina (ISAC PANAMA).
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