¿Qué es la histeria colectiva?
Las personas se conducen de una forma dentro de la masa y de otra fuera de ella.
- Jesús López
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- - Publicado: 18/3/2020 - 12:00 am
A raíz de la aparición de la ya declarada pandemia por el COVID-19, han surgido a nivel mundial una serie de conductas poco comprendidas por la mayoría de las personas. Se trata de un fenómeno global de alcance universal, en el cual podemos seguir prácticamente en tiempo real, la evolución de dicho evento.
No obstante, se trata de algo que debe ser analizado profunda y profusamente, dado que es una situación casi inédita, que ha rebasado en mucho a otros tipos de fenómenos de escala mundial. Es una oportunidad para atender a las experiencias novedosas que se han vivido en todos los países en los que se registran casos de coronavirus. De forma que lo mismo que hemos visto en Panamá, es casi lo mismo que se ha observado en otros lugares.
Por ello resulta interesante el análisis de algo que ha sido visto como un fenómeno global nunca antes atestiguado en la historia de la humanidad. Muchos lo han explicado, de forma simple y rápida, como una histeria colectiva, el cual no es un término muy correcto, pero ayuda a comprender, intuitivamente, lo que está sucediendo a escala mundial.
Ante eso, cabe preguntarnos como interrogante de trabajo ¿Qué es la histeria colectiva? Pues bien, se trata de un concepto muy utilizado desde hace algunos años para describir ciertas conductas colectivas que muestran inadecuaciones del comportamiento consideradas inapropiadas y exageradas, espontáneas, descontroladas y desproporcionadas, ejercidas por masas.
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Sin embargo, vale la pena retroceder un poco en el tiempo y explicar algunos detalles de forma breve. En resumen, se trata de un campo de estudio que pertenece a la psicología social concretamente, pero empezó a ser analizado hace algún tiempo.
Ya para 1895, Gustave Le Bon, físico, sociólogo y psicólogo social, publicó un libro titulado “La psicología de los pueblos” en el que aborda algunos aspectos interesantes que sirvieron para dar inicio a los estudios de los procesos de masas, en el campo de lopsicológico, muchos de los cuales todavía son, actualmente, objeto de consideración como referencia apropiada para plantear todo tipo de investigaciones y artículos.
Entre otras cosas, lo más importante que menciona Le Bon es su referencia a la llamada ‘Alma Colectiva’, en la cual el individuo pierde su identidad por completo, sino cómo explicamos las súbitas expresiones sociales que hacen que las personas, sin ponerse todas de acuerdo, actúen de la misma manera.
Tal como lo hemos visto ahora, con una salida masiva de la población fuera de la ciudad de Panamá, y lo mismo ha sucedido en Italia, España, Colombia, Argentina; lo mismo hemos visto a nivel mundial con el tema de la compra intempestiva de papel higiénico, siendo que no es un artículo de necesidad que se haya recomendado su uso, también ha sucedido en todo el planeta.
Sigue diciendo Le Bon que tal parece que la gente, los grandes grupos, las masas, se fusionan como si fuera una sola persona y se comportan como seres automatizados (es la adaptación a un lenguaje moderno, ya que Le Bon habla de hipnotizados), sin mayor voluntad personal ni razonamiento lógico individual, todos (al menos, los que caen en esa dinámica conductual) tienden a unificar su conducta con la del resto, incluyendo transformaciones permanentes o temporales de su sistema de valores, la autorregulación personal se ve comprometida seriamente, y no hay razón que valga, sino la de la masa, se valida lo que antes no se consideraba, desde lo individual, como socialmente correcto.
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Este mecanismo es tan fuerte que, sigue diciendo Le Bon, los sentimientos y pensamientos de los individuos, se orientan en un mismo. Es decir, las personas llegan a pensar de forma tan similar, casi igual, que se desindividualizan, casi por completo, hasta que se llegan a convertir en personas muy irracionales: el objeto principal de todo este proceso es seguir a la muchedumbre en su tropezado andar, en este momento, alejarse de la masa significa perder identidad (lo cual es peligroso, tal como lo que vemos ahora).
Seguramente, cuando todo esto culmine, la mayoría de los que se montaron en el tren de la multitud se bajarán y “recuperarán” su identidad. En conclusión: somos de una manera individualmente y de otra dentro de una masa, por lo general, siempre hay los que rescatan su individualidad, siendo excepciones dentro de su grupo.
En este punto, vale anotar varias cosas de forma concisa: 1. Los individuos somos muy diferentes en nuestro aspecto consciente, pero similares en aquello que llamamos actos inconscientes o impulsivos; 2. Las masas nunca se conducen con inteligencia; 3. Eso produce que las masas, los grupos, se conduzcan con un alto sentido de omnipotencia, peor cuando los actos dejan de ser espontáneos, para dejarse guiar por un “líder”, tan o más irracional que la masa de la cual procede; 4. Dentro de las masas, todos los actos son altamente contagiosos; 5. Reitero que las personas se conducen de una forma dentro de la masa y de otra fuera de ella.
Pero, esto explica solamente una parte, y muy bien, además, tanto que desde 1895 este marco explicativo ha sido útil para promover estudios y análisis en este importante campo de la psicología. Adicionalmente, a los trabajos de Le Bon hay que sumarle muchos otros realizados por autores de reconocido renombre mundial. Para efectos de este tema, nos resultará muy esclarecedor el enfoque que nos ofrece el gran psicólogo social Albert Bandura, quien nos ofrece un concepto clave: Desconexión moral.
Este modelo explicativo nos resulta de mucha utilidad dado que brinda razones lógicas y científicas para comprender estos fenómenos. Con dicho concepto, Bandura nos lleva un nivel en el que hace notar que las conductas producidas dentro de una masa, pasan a ocupar una diferente categoría, es como aquello de: “… el fin justifica los medios.” Quiere decir que siempre buscamos alguna forma de explicar o evitar la responsabilidad de las consecuencias de nuestros actos inmorales.
En las actuales circunstancias podemos apreciar conductas, producto de un discernimiento que, en condiciones distintas, no serían llevadas a cabo. Sin embargo, la sensación de amenaza, incertidumbre, desasosiego, y otras sensaciones negativas, dan pie para comportamientos poco edificantes, por lo menos por lo que pueden observar los que están del otro lado del muro. Ello explica, desde una perspectiva muy concreta, porqué, en medio de una coyuntura global, de una pandemia que ha mostrado toda la fragilidad de los seres humanos, como individuos y como sociedad global; siendo notoria la aparición de conductas consideradas indeseables por muchos, la racionalidad se ha perdido, llamando la atención, muy especialmente, lo que se observa en países de un alto desarrollo social y económico, produciendo la curiosidad de comprender cuáles son las razones de ello.
Esta teoría nos permite conocer de qué manera procedemos en medio de un caos, así como en otras situaciones en las que resulta importante encontrar justificaciones a acciones que rompen todos los esquemas de lo tolerable; eso es lo que estamos apreciando en la actualidad, reiterando que no es algo exclusivo de Panamá, sino que se ha mostrado en todo el mundo.
Finalmente, por razones de espacio solo mencionaré los mecanismos defensivos que ha reconocido esta teoría, sobre lo cual pueden indagar para mayor información: 1. Justificación moral: busco cómo explicar los eventos y salir con bien; 2. Lenguaje eufemista: llamar las cosas con otro nombre que suene menos duro; 3. Desplazamiento de la culpa: la culpa de mis actos es de otros; 4. Difusión de la responsabilidad: para poder distribuir la culpa personal entre otras personas; 5. Minimización de las consecuencias: para que las cosas no parezcan tan malas como son; 6. Comparaciones ventajosas: la culpa de los demás es peor que la mía; 7. Deshumanización: tendencia a ser menos empático con los demás y así culparlos sin sentir ningún arrepentimiento; 8. Atribución de culpas a otros: se lo buscaron ellos solos.
Es el objetivo de este artículo que podamos comprender la situación actual desde el punto de vista social y no solo individual. Se recomienda que seamos prudentes al valorar informaciones que llegan de varias fuentes; igualmente es importante establecer un punto de equilibrio positivo en lo que nos acontece, sabiendo que es temporal, podrá empeorar, pero del mismo modo la tendencia es a mejorar. Seamos solidarios y estemos más cerca de las personas para establecer redes de apoyo, ya que está demostrado que el establecimiento de vínculos saludables con otros seres humanos permite estar serenos. Y, por último, evitemos actuar por impulso, por muy dura que se asome una situación, tenemos que pensar bien antes de actuar.
El autor es psicólogo social
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