El Pulso del Turismo
Planificaremos un viaje en vez de comprar el automóvil nuevo, ese que nos tenía enamorado, porque simple y llanamente la pandemia nos ha enseñado a valorar más las experiencias en la vida que las cosas materiales.
Planificaremos un viaje en vez de comprar el automóvil nuevo, ese que nos tenía enamorado, porque simple y llanamente la pandemia nos ha enseñado a valorar más las experiencias en la vida que las cosas materiales.
Un paseo por la playa El Arenal en Pedasí, en la provincia de Los Santos. Foto: Cortesía David José Díaz-Díaz.
Desde Denver, donde este fin de semana nieva sin piedad en las montañas Rocosas del estado de Colorado posterior a un veranillo que encandiló a sus habitantes en plena temporada de esquí, me contactó Ted Harris, un inversionista en búsqueda de oportunidades.
"Sí las hay Ted, Panamá siempre es un sitio pleno de aciertos. Pero háganse un enorme favor. Anunciaron la vacuna para la COVID-19, esperen un poquito más". Ya tenía sus boletos comprados, incluyendo los de su esposa, en una aventura que culminaría con unos días de playa en la Riviera panameña durante lo que sería su primera incursión istmeña.
Todos estamos deseosos, ansiosos, ilusionados con la posibilidad de resurgir de nuestro entorno posterior al Alcatraz en que se ha convertido este 2020. Si acá llueve, allá no escampa. Estados Unidos, con todas sus bondades y atributos, ha permitido que la estulticia de un majadero, mediocrísimo presidente le haya escamoteado un tercio de millón de almas e infectado a 16 millones de sus habitantes.
Resulta difícil desde el hemisferio norte, donde tiritan del frío y recrudece al espíritu la obscuridad invernal, los cortos días donde el sol aflora tarde y pronto se oculta, complementado con la cruda realidad de una pandemia en crescendo, nosocomios sin camas disponibles e imbéciles zombis aún circulando sin mascarillas, posponer un viaje al trópico, sobre todo a Panamá.
Es esta la cruda realidad del momento, pero más pronto de lo que pensamos el reintegro a la normalidad retornará. Entonces, con más razón y a pesar de que a la mayoría nos ha afectado el bolsillo, de alguna manera, la inclemencia de 2020, para nuestra paz mental y la necesidad de volar libremente posterior al hastío del año perdido, porque permanecer en el mismo lugar durante tanto tiempo oxida el alma, planificaremos un viaje.
Planificaremos un viaje en vez de comprar el automóvil nuevo, ese que nos tenía enamorado, porque simple y llanamente la pandemia nos ha enseñado a valorar más las experiencias en la vida que las cosas materiales.
Un viaje a provincias, a tierras altas o Pedasí, un paseo de playa o de río, o un desplazamiento a sitios recónditos como Australia para aprender sobre ositos koalas y 'boomerangs'. ¡Mucha, muchísima gente va a viajar!
Ya para mediados de año, posterior a una prolífera campaña de vacunación, lloverán las ofertas. Es el momento de aprovecharlas. Desde febrero, teníamos reservado un crucero por el Mar Báltico a mediados de agosto de 2021, resultado de una excelente oferta con sugestivos paquetes incluidos.
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Cuál fue nuestra sorpresa cuando recientemente nos contactó nuestro agente para corroborar un descuento adicional de $600, como para que ni siquiera pensemos en echarnos para atrás.
Hasta las aerolíneas, que son tan estrictas con sus términos y condiciones, ofrecen billetes con toda flexibilidad para su cancelación y tentadores precios con tal de levantar vuelo lo más pronto posible.
Líder empresarial.
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