Por una cultura del ahorro
El ahorrar implica imprimirle realismo a su vida, educación en el manejo de sus bienes y enfrentar con éxito los desafíos del futuro. Comparta estos temas con su familia.
El ahorrar implica imprimirle realismo a su vida, educación en el manejo de sus bienes y enfrentar con éxito los desafíos del futuro. Comparta estos temas con su familia.
No se exceda de su capacidad de pago, podría comprometer su propio “crédito” con deudas crónicas convirtiéndose en un cliente de mucho riesgo. Foto: EFE.
A raíz del fenómeno de salud pública que hemos estado viviendo durante casi todo un año, la familia panameña ha podido reflexionar acerca de muchas cosas, pero muy en particular sobre su conducta como ente social, que busca sobrevivir al desastre económico que todo esto le ha significado. En el marco de esto último, sería valioso haberse preguntado ¿qué tan atinados fuimos en el manejo de los ingresos como para haber solventado mejor esta situación?, sustrayendo de allí valiosas lecciones.
Como los recursos son escasos y las necesidades son abundantes se hace imperativo usar eficientemente los recursos que tengamos, es decir, practicar el ahorro como forma de garantía de bienestar. De los ingresos se logran los gastos y el ahorro. De este último dependen las inversiones del gobierno, las empresas, de las familias, de cada individuo. Ciertamente que en casi una tercera parte de nuestra población que vive en condiciones de pobreza y otro tanto, con ingresos medios, igual o ligeramente superiores al costo de vida, mal se puede hablar de practicar el ahorro.
No obstante, este va a depender mucho de los hábitos que las personas hayan desarrollado en la administración del dinero (del consumo y sus gastos). La experiencia indica que no hay que ser rico para poder ahorrar (economizar), siendo así, permítanme reiterarle algunos consejos: Elabore prioridades de sus gastos. Nada puede comprometer sus gastos básicos (Alimentos, agua, luz, casa, salud, etc.) Cuidado con los llamados “gastos hormigas”. Sea austero. Apague artefactos eléctricos (tv, computadora, consolas, otros) mientras nadie los consuma.
No mantenga encendida la luz en recamaras, baños, pasillos, etc. si nadie está en ellos. Use el acondicionador del aire a no menos de 22°. No permita abrir los refrigeradores por puro “ocio”. En lo posible, programe para un solo viaje las diligencias que hará, ya sea en su auto o no. Al comprar aproveche las ofertas, no se deje llevar por los impulsos: “razón antes que emoción”. La paciencia es una virtud para ahorrar.
Al tomar un préstamo recuerde que este le resta capacidad de consumo corriente. No se exceda de su capacidad de pago, podría comprometer su propio “crédito” con deudas crónicas convirtiéndose en un cliente de mucho riesgo. (Cuidado con el extra financiamiento, con asumir deudas para saldar deudas, maneje una sola tarjeta de crédito, no varias).
Asimismo puede verse tentado por una extensión de hipoteca, (novación) que si bien es cierto que tendrá mensualidades más cómodas, pero tendrá plazos más extensos, terminará pagando más dinero.
Sugerimos el cambio de banco, aunque le resulte más costoso su trámite, luego sentirá la gran diferencia, el costo de oportunidad lo vale.
No haga “super” con hambre, termina comprando más de lo requerido. Descarte los gastos suntuosos, tal como enseña el magnate y reconocido empresario Warren Buffett: antes de comprar pregúntese qué pasa si no lo compra, si es nada, entonces no lo haga. No se deshaga de sus cosas o bienes sin reflexionar sobre el uso alternativo que pueda darle.
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El ahorrar implica imprimirle realismo a su vida, educación en el manejo de sus bienes y enfrentar con éxito los desafíos del futuro. Comparta estos temas con su familia.
Docente Universitario.
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