Historia
Pablito, el canillita
- Bernardina Moore [email protected]
...el niño, mal alimentado y viviendo en esas condiciones se cansaba de tanto caminar, porque el dueño del puesto le exigía que vendiera toda la cantidad que le daba y así día tras día, Pablito, vivía su tragedia..
![El niño de la historia se llama Pablito, de unos 8 años, trigueño, de cabello ondulado que vivía con su madre. Foto: AP.](https://www.panamaamerica.com.pa/sites/default/files/nino_canillita.jpg)
El niño de la historia se llama Pablito, de unos 8 años, trigueño, de cabello ondulado que vivía con su madre. Foto: AP.
Desperté como a las 3:30 am. para ir al baño y lógicamente se me espantó un poco el sueño; no obstante, tenía que seguir durmiendo, así que me volví a acostar y nada más poner la cabeza en la almohada me vino esta imagen.
El aspecto era como si fueran las 6 de la tarde, todo se veía gris, yo iba en un carro no sé si era taxi o qué, de pronto vi a un chiquillo solito como desvalido, le dije al que conducía que se detuviera, me acerqué y el chico me dijo: los doy a real y me mostraba tres periódicos, se veía muy cansado y se congeló la imagen.
Y ahí se grabó ese muchachito con su cara triste en mi mente causándome pena, me costó mucho dormirme.
Cuando amaneció, lo primero que tenía en la mente era esa imagen.
No me preocupé porque ya sé el patrón a seguir o me pongo a escribir o me aguanto esa imagen hasta que lo haga, asì de sencillo.
Con gusto les comparto.
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Lo llamaré Pablito, tendría a lo sumo unos 8 años, trigueño, de cabello ondulado vivía con su mamá, que fue violada casi a los 15 años y a pesar de que le aconsejaron que abortara, ella no quiso y optó por tener a su hijo.
Como no hizo lo que su madre quería, no la quiso apoyar a pesar de que fue violada, por eso le tocó hacer lo inimaginable para sacar a su hijo adelante.
Viven en un jacalito que construyeron en un terreno en que se metieron con otros invasores.
Como tenían que ganarse el sustento diario, la madre lavaba y planchaba ciertos días y el chiquillo vendía un grupo de periódicos que le daba un señor para ayudarlo, lo curioso era que, María Esperanza, como había llegado hasta cuarto año, no quería su hijo fuera uno más en la lista de los analfabetos de este país, por eso, en la noche, cuaderno y lápiz en mano le enseñaba a su hijo lo que ella sabía y Pablito, que era inteligente, captaba todo lo que su madre le decía.
A veces, el niño, mal alimentado y viviendo en esas condiciones se cansaba de tanto caminar, como yo lo vi, porque el dueño del puesto le exigía que vendiera toda la cantidad que le daba y así día tras día, Pablito, vivía su tragedia a sus escasos 8 años.
Pero, no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante; un día, María Esperanza tocó a la puerta de una elegante vivienda para ver si conseguía una chambita de plancha, la Señora que le abrió primero la miró de arriba abajo, luego sonriendo (milagro) le preguntó: ¿Qué se te ofrece?
La joven, con mucha humildad sin perder su dignidad de mujer trabajadora y honrada, le respondió con mucho respeto: Quería saber si necesitaban alguien para planchar. La señora, que por su forma de vestir se veía a simple vista que no era la dueña de la casa, después de unos segundos le dijo: pasa y aguarda un momento, en eso apareció una dama muy guapa y elegante que preguntó al ama de llaves: Amanda, ¿quién es la joven y qué desea?
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Esta la puso al tanto de todo lo acontecido y la dama le dijo que ella personalmente la atendería.
Consuelo, sometió a la joven a una serie de preguntas porque decía que, como estaban las cosas hoy día, no era prudente meter a extraños en su casa, la señora comprendió, luego de conocer ciertos aspectos de la condición de vida de la joven, movida por un profundo sentimiento de solidaridad le propuso lo siguiente: admiro mucho tu fortaleza y empeño por salir adelante con tu hijo, según lo que me has contado, yo estoy en condiciones de ayudarte para que tengan una mejor calidad de vida, no te ofrezco limosnas, porque no pediste eso, sino trabajo y eso te voy a dar, aquí no solo se necesita quien planche, es más, te voy a emplear como mi asistente en un pequeño negocio que tengo de mensajería.
María Esperanza al oír eso, entusiasmada la interrumpió diciéndole: mi hijo la puede ayudar en la mensajería porque él tiene experiencia en la calle como canillita.
Consuelo la miró fijamente y le dijo: tu hijo no tendrá tiempo para vender más periódicos porque se dedicará a estudiar con una beca que le conseguiré y llegue a ser algún día el profesional que no hubiera sido si tú lo hubieras abortado, pero optaste valientemente como yo, darle a nuestros hijos la oportunidad de vivir.
María, la miró estupefacta, y Consuelo le dijo: me simpatizaste desde que me contaste más o menos resumida lo de la violación y todo lo sufrido por el error de tu madre de no apoyarte y como viví algo semejante, me vi retratada, mi hijo está estudiando medicina becado en una universidad en el extranjero.
Y así la decisión correcta de esta jovencita fue recompensada por la divina providencia que siempre premia nuestro esfuerzo.
Y me da la inspiración para compartir con ustedes mis queridos lectores y librarme de otra imagen que se congela en mi mente.
Escritora
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