Panamá
¿Nos estamos dejando robar el mandado, otra vez?
En lugar de aprovechar esta oportunidad, hemos permitido que la politiquería y la desinformación se apoderen del debate partidista.
- Roderick R. Gutierrez Pérez / Especialista en Gestión y Planificación Ambiental / Instagram: @medioambienteyprogreso
- - Actualizado: 13/5/2024 - 01:10 pm
En medio del bullicio de lo que fue la campaña electoral en Panamá, una cuestión fundamental de la cual los políticos no quisieron hablar y pasó desapercibido y es que; estamos permitiendo que nos roben el futuro económico del país.
Mientras los políticos lanzaron acusaciones y promesas vacías, la verdadera riqueza de Panamá, está siendo subestimada y desatendida. Y todo por una campaña de odio a la minería que ignoró la realidad económica, social y ambiental de nuestro país.
El cobre, conocido como el Metal Rojo, ha alcanzado un precio histórico de US$ 4,40 la libra y se espera que llegue a más de US$ 5,00 para el 2026, según el último Reporte Semanal del Departamento de Estudios Económicos de Scotiabank. ¿La razón? Una menor oferta mundial de lo previsto, especialmente debido a la reticencia de países como Perú y Chile en invertir en minería en los últimos años.
Panamá, con un solo proyecto minero, Cobre Panamá, se convirtió en el cuarto productor de cobre de Latinoamérica y el número 27 a nivel mundial. Esta posición nos colocaba en una situación favorable para seguir creciendo económicamente y seguir generando empleos para nuestros ciudadanos.
Sin embargo, en lugar de aprovechar esta oportunidad, hemos permitido que la politiquería y la desinformación se apoderen del debate partidista y ahora también los argumentos de la nueva política independiente. Los argumentos de algunos activistas ambientales y los aspirantes a cargos políticos anti-minería se basaron en mentiras flagrantes, tales como cuando afirmaron sin ninguna prueba que el Río del Medio “desapareció”, que nuestros ríos estaban contaminados producto de “ríos de cianuro” (Químico que no se usa en el proceso del cobre), y que la mina estaba “robando agua” al Canal de Panamá, esto a pesar de que se demostró científicamente, técnicamente y geográficamente que la distancia de 60 kilómetros y la separación por tres (3) cuencas hidrográficas, hacían imposible semejante aberración. Ninguna de estas afirmaciones, entre otras, pudo ser probada con sustentos científicos, visuales o análisis de laboratorio.
Esta campaña de desinformación hacia la minería nos está costando muy caro. Si no sacamos las más de 120,000 toneladas de Concentrado de Cobre de una galera que esta almacenado desde el fallo de la corte y que hay que destacar que no fue diseñada para mantenerlo allí por más de dos (2) meses, hoy está generando gases tóxicos que afectan a la salud humana y pueden ser un riesgo para la flora y fauna, y además del mantenimiento que hay que realizar a los más de siete (7) kilómetros de muros de la Presa de Relave, entonces sí, estamos frente a un desastre ambiental que no vamos a poder controlar y mucho menos mitigar porque nos faltarán los recursos económicos, la tecnología, el conocimiento, las herramientas y la mano de obra profesional e idónea para hacerlo. Esto por supuesto sin contar que la empresa está invirtiendo más 20 millones de dólares al mes, montos que se pueden sumar al arbitraje ya en marcha, que en vez de que eso y más entre a la economía nacional, en salarios, pagos a la Caja del Seguro Social, impuestos, los estamos destinando a mantener algo que antes en vez de quitarnos nos daba ingresos. Mi pregunta es: ¿Estamos dispuestos a aceptar este costo económico y ambiental por no estar bien informados? o ¿que sea un grupo el que decida por el resto?
Mientras tanto, otros países de la región están avanzando en el sector minero. El Salvador, país y presidente que tanto se admira y habla en estos últimos días, por ejemplo, ha creado su Ministerio de Energía y Minas el 7 de enero de 2024. Entonces: ¿Vamos a permitir que nos quiten el mandado mientras nosotros nos quedamos atrás en el desarrollo económico, social y ambiental?
La pregunta es clara: ¿Vamos a creerle a aquellos que prefieren regalar nuestro mandado a otros países? La respuesta determinará el futuro de Panamá y el bienestar de las generaciones venideras. Es hora de dejar de lado la demagogia y tomar decisiones informadas y responsables que impulsen el progreso de nuestro país.
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