Panamá
Mide tus palabras
- Rómulo Emiliani
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Todo lo que digamos repercute en los demás. Por eso hablar por hablar, sin pensar en lo que se dice, o hablar desde emociones tóxicas como el odio y el rencor, fundamentados en el deseo de venganza, o desde el fanatismo, el racismo, puede crear situaciones en extremo lamentables.

Las palabras tienen poder, y mucho, para el bien o para el mal. Pueden ayudar a levantar el ánimo, o arruinarle a una persona su autoestima. Pueden ayudar a esclarecer un problema, o a confundir más a una persona. Pueden construir puentes de comunicación duraderos, o terminar una relación totalmente. Pueden elevar el concepto que tenemos hacia una persona, o enlodarla con las acusaciones más aberrantes. Pueden alabar virtudes, o expresar los insultos más hirientes. La palabra tiene poder para revelar tus sentimientos más profundos de amor, lealtad, admiración, fraternidad, o convertirse en misiles emocionales certeros y letales que echen por tierra cualquier deseo de compartir algo, terminando en hacer enemigos furiosos a varias personas, comunidades, países y hasta religiones. Todo depende de cómo usemos la palabra.
Todo lo que digamos repercute en los demás. Por eso hablar por hablar, sin pensar en lo que se dice, o hablar desde emociones tóxicas como el odio y el rencor, fundamentados en el deseo de venganza, o desde el fanatismo, el racismo, puede crear situaciones en extremo lamentables. La palabra ha construido civilizaciones, elaborado grandes doctrinas, ha levantado pueblos que han derrocado dictadores. La palabra ha enamorado futuros cónyuges tocando la más profundo del corazón, creando relaciones conyugales duraderas. La palabra, propia solo del ser humano, contiene en su centro la toda riqueza del pensamiento humano, la hondura de las más genuinas emociones, los sueños más sublimes del alma, las revelaciones más profundas del corazón.
Pero la palabra también ha llevado a la ruina a pueblos enteros. Pensemos en los mensajes incendiarios, racistas, fanáticos y destructivos de Hitler. Como llevo a la nación más poderosa y avanzada de Europa a la ruina, acompañada de la destrucción de ciudades y pueblos de otros países europeos provocando al final cuarenta millones de muertos. Pero también recordemos la palabra pacifista de Gandhi que logró la liberación de toda la India del imperio británico, sin disparar un solo tiro. O la lucha dolorosa pero exitosa de Luther King porque prevalecieran los derechos humanos de todos los negros en Estados Unidos.
Y lo más hermoso y lindo, la palabra de Jesús que está en los cuatro evangelios, que contiene todo lo que él quiso que conociéramos de la verdad de Dios. Y claro, en conexión vital, la palabra de Dios que está en toda la biblia. Cristo es la palabra del Padre dirigida a la humanidad, y a través de la escucha de esa palabra podemos junto con la oración y los sacramentos encontrarnos con Dios.
Y recordemos, es importante reflexionar sobre: si pensamos antes de hablar. Si lo que decimos es constructivo, verdadero. Si hace bien a la gente. Si ilumina, pacífica, levanta el ánimo de los demás.
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