Opinión
La suerte está echada
La grave situación social e institucional que enfrenta el país, nos pone ante un escenario que usar la suerte nos puede dejar en el exilio...
- Ramsés Paulette (empresario) / [email protected] /
- - Actualizado: 03/5/2024 - 06:57 am
Ramsés Paulette (empresario)
Tras nueve meses de estar exiliado en la Isla de Elba, luego de su abdicación el emperador Napoleón Bonaparte decidió volver por sorpresa a Francia El 28 de febrero de 1815 para tratar de resucitar su imperio, el día de su partida una gran multitud de la Isla se dirigió a Porto Ferraio para despedirlo donde se dio una escena muy emotiva llena de abrazos y gloria. A las ocho de la tarde un cañonazo dio la señal de Partida, Napoleón, al poner el pie sobre su navío, exclamó como César: “¡La suerte está echada!”
Hoy en vísperas de las tan esperadas elecciones generales de 2024, vemos los rimbombantes cierres de campaña, discursos pomposos, llenos de promesas y compromisos; una maravilla verbal que busca hidratar la mente de hasta el más sediento, una demostración de poder y fuerza acompañada de drones, cámaras, luces y fuego artificiales.
Así como la despida de Bonaparte. Al final el solo duró 100 días en Francia para luego volver a ser Exiliado, por eso debemos considerar pensar bien esa suerte que nos queremos echar el próximo 5 de mayo, por que esta República no aguanta 100 días más así como estamos; con servicios básicos poco confiables y alimentos encarecidos, endeudados, desempleados, contaminados, deshidratados y enfermos.
La grave situación social e institucional que enfrenta el país, nos pone ante un escenario que usar la suerte nos puede dejar en el exilio, por lo tanto, debemos meditar muy bien a quien le vamos a regalar esos ganchos, considerando que la política ya tiene el mismo potencial de un arma de fuego, por eso debemos pensar a quien le vamos a dar esa arma, si a los ladrones o a los policías.
Necesitamos con urgencia personas comprometidas y honestas en los cargos públicos, que su servicio se enfoquen en la realidad de los ciudadanos, de forma que los gobiernos sean agentes de mejoras en la calidad de vida para que el individuo se sienta servido en vez de impedido.
Un gobierno que se separe de la justicia y que un su defecto le dote de las herramientas que necesita para que pueda hacer su trabajo con independencia, que respete la seguridad judicial del país y que vea el debido proceso, como un proceso debido a que se haga verdaderamente justicia y no obras teatrales.
La ausencia o presencia de un Gobierno es quien nos tiene pasando necesidad, es por eso que hoy debemos tener claro que ese gancho es nuestro, pero antes de darlo hay que vislumbrar a los aspirantes que verdaderamente nos puedan regresar la confianza como pueblo de forma que tengamos una buena compañía del Estado para poder crear y cumplir nuestros sueños.
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