Panamá
La inhabilitación de la democracia
No es mi propósito dar una catedra de ciencias políticas, ni de educación cívica. Este es un llamado a que nos avispemos.
- Rodrigo Chiari Álvarez
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- - Actualizado: 20/3/2024 - 12:00 am
No es mi propósito dar una catedra de ciencias políticas, ni de educación cívica. Este es un llamado a que nos avispemos.
El gobierno actual, en contubernio con una gran parte de la clase política criolla, con el poder económico tradicional, con ciertas plataformas mediáticas panameñas y en complicidad con fuerzas foráneas, se está dando a la tarea de desviar el trayecto de lo que debe ser un Estado democrático y soberano. Hay quienes dicen que el poder entorpece a los seres humanos, pero lo que vemos hoy es la madre de todos los colmos.
Conversaba con un amigo periodista, quien me comentaba que en su continente se habla de "lawfare" al referirse al intervencionismo estatal, más allá de su competencia y de todo aquello que permite la legislación electoral correspondiente.
Ciertos gobiernos han llegado a utilizar las entidades y los recursos jurídicos para lograr perpetuarse en el poder, más allá de lo que dispone la norma constitucional de sus países. Aplican la interpretación de la ley a su antojo llegando a inhabilitar candidatos, sin importar su popularidad a nivel nacional.
Hemos sido testigos de esta descalificación arbitraria en países vecinos y aquí, en el patio. El más reciente ejemplo de ello lo están experimentado dos de los actuales candidatos a la presidencia de la República, aunque aquí me voy a referir solamente a uno, sin demeritar el otro. La competencia en materia electoral la tiene precisamente el Tribunal que lleva ese mismo nombre. Obviamente, al encontrarnos dentro de un escenario atípico, a los magistrados de esa instancia les ha correspondido interpretar las circunstancias de su candidatura mediante la analogía. En su momento, la jurisprudencia nos conducirá a normar debidamente este tipo de caso, que ojalá no se repita.
Si alguien me pregunta cuál fue la falta o el pecado del señor Mulino, fue precisamente el encabezar la actual preferencia del electorado. Otro gallo cantaría y no el de Molirena, si José Raúl estuviese en el sótano. Una jurisconsulta, ni corta ni perezosa, en la planilla de no sé quién, tuvo la genial idea de presentar ante la Corte un recurso de inconstitucionalidad contra la candidatura presidencial de los partidos Alianza y Realizando Metas.
Lo triste es que fue admitida. Un gran sector de la comunidad de abogados panameños ya se ha pronunciado al respecto, al igual que otras figuras importantes del acontecer nacional panameño. Lo interesante es que no son todos copartidarios ni simpatizantes de Mulino, pero si profesionales del Derecho que aun tienen fe en nuestras instituciones y en el deber ser.
Si llegasen a inhabilitar a José Raúl Mulino, él no es el que pierde. Perderá la democracia y la institucionalidad. Me siento que estamos dentro de una maquina del tiempo, que cual deja vu, nos retrotrae a 1984 y no precisamente el de Orwell. Pareciera que el PRD tiene la macabra manera de celebrar el aniversario, el de un fraude, haciendo lo que este solo sabe hacer, trampa. Lo triste es que esta vez no pudieron conseguir un peor candidato, uno que sabe de todo, menos la tabla del cuatro o del ocho. Uno que tampoco tiene idea de cómo administrar una empresa. Alegremente ofreció incrementar el salario mínimo a mil balboas. Lo extraño es el silencio cómplice de los gremios económicos. Tendrán miedo de ofender a los gobernantes.
Otros que mantienen un silencio cómplice son el resto de los candidatos dentro del torneo electoral, varios de ellos egresados de una facultad de leyes y ciencias políticas. Alguien les debió haber dicho que calladitos se ven más bonitos, pero eso solo lo deben aplicar en los debates para dejar de ofrecer el oro y el moro sin sonrojarse. Obviamente, como no llegan a
marcar dentro de las encuestas, el camino fácil es aplaudir la inhabilitación. Lo que no entienden es que están apadrinando el rechazo a la democracia y les podra pasar a ellos.
Lectores, lo anterior es la prueba fehaciente de por quienes no deben votar. Ninguno de estos candidatos valora lo que debe ser una democracia. Mucho menos saben valorar lo que
realmente necesita Panamá. Vayan diciéndole adiós a la posibilidad de resolver el problema del agua, el desempleo y la seguridad.
Despídanse de la oportunidad de mejorar su calidad de vida. Si no defendemos juntos, el derecho de un candidato a competir libremente,será un vaya con Dios a la democracia y el regreso infame a la dictadura, que cambio el uniforme por el saco y la corbata, pero tan corruptos y despiadados como aquellos coroneles y generales de 1968.
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