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La idolatría del dinero
Nunca seas egoísta con lo mucho o poco que tengas. La avaricia es parte del pecado de idolatría del dinero. Todo lo que tengo, sea mucho o poco, todo es solamente para mí. No comparto nada con nadie.
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Nunca seas egoísta con lo mucho o poco que tengas. La avaricia es parte del pecado de idolatría del dinero. Todo lo que tengo, sea mucho o poco, todo es solamente para mí. No comparto nada con nadie.
La avaricia es parte del pecado de idolatría del dinero. Todo lo que tengo, sea mucho o poco, todo es solamente para mí. No comparto nada con nadie. Foto; EFE.
Jesús lo dijo: no se puede servir a dos señores al mismo tiempo, entendiendo "señor" como el centro de tu vida, la razón de tu ser, el porqué de tus actos. Continúa Jesús diciendo que al final se abandona a uno de los dos, al Señor de la verdad, al Dios auténtico, por el ídolo falso.
Y el ídolo falso, el dios de la mentira, el embajador de las tinieblas, el dinero que ocupa el lugar de Dios, se convierte en un tirano, en un déspota, en un dios sanguinario.
Comienza como el gran "seductor": puedes comprar esto o lo otro, conseguir lo que siempre soñaste, pagar costos de cosas superfluas, adquirir bienes que te hacen subir socialmente, ver cómo la gente comienza a admirarte y respetarte más porque tienes más poder económico.
La seducción es completa: al tener más bienes más a gusto te sientes y más poder crees que tienes. Comes mejor, vistes a la última moda, vas a los mejores hoteles, restaurantes, hospitales. Viajas como quieres. Y ya está. Amarrado por este dios tan seductor te sientes como un príncipe.
Aclaro algo, la gente que por vías legales, honestas, adquiere bienes por su trabajo y dedicación, y que poco a poco se enriquece, pero no pone al dinero como un dios, sino que comparte los bienes, es generoso, da trabajo a otras personas, paga sus impuestos, sigue siendo humilde, no se llena de cosas innecesarias, y tiene como único Señor al Dios santísimo, ese no entra en esta descripción. Y conozco gente así.
Tienen mucho dinero pero lo comparten con los necesitados. Me refiero más bien al que de manera ilegal se enriquece y que al final siempre acaba mal. Y también al que de manera honesta consiguió sus cosas, pero al final convirtió al dinero en un dios, y se hizo avaro, egoísta, orgulloso. Ese también acaba mal.
Cuidado con caer en las garras seductoras de la codicia. Está bien desear y soñar, aspirar a lo necesario, a vivir sencillamente con los bienes que puedas poseer honestamente, y qué si aumentan por la vía legal, pues a ponerlos al servicio de los demás, a compartir con amor lo que tienes.
Nunca seas egoísta con lo mucho o poco que tengas. La avaricia es parte del pecado de idolatría del dinero. Todo lo que tengo, sea mucho o poco, todo es solamente para mí. No comparto nada con nadie.
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El dios dinero es un dios muy sanguinario. Al final, hace a sus adoradores criminales, asesinos, inmorales, tramposos, inhumanos, crueles. Ese dios tan seductor, poco a poco, saca sus garras y es un dios sediento de sangre. Exigirá hasta la muerte violenta como un tributo de adoración.
Monseñor.
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