La actitud del cristiano en la Cuaresma y la Semana Santa
Permanecer en Jesús es la clave de las respuestas a nuestras oraciones personales dirigidas a Dios Padre: ‘Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará'.
- Manning Maxie Suárez
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- - Publicado: 22/3/2020 - 12:00 am
En esta Cuaresma y Semana Mayor, será bueno reflexionar sobre ¿cómo mantenernos cerca de nuestro Señor Jesucristo, en un mundo tan secularizado y apartado de Dios? En un mundo que se debate ante una pandemia, tal y como ha sucedido en siglos anteriores.
Esta pregunta no es nueva para la fe, lo importante tal vez, es cómo mantenernos en la fe con fuerza, positivismo y alegría.
La Iglesia cristiana en general, nos enseña que, entre más nos descuidamos en nuestros “votos” hechos a Dios en el día que fuimos bautizados, estamos más vulnerable a las situaciones de pecado.
Es decir, al no cumplir con amor y libertad el “pacto bautismal”, nos colocamos automáticamente en una posición de fragilidad y nuestra salvación personal se puede encontrar en peligro.
El pacto bautismal es la clave para mantenernos en Jesús; recordemos sus palabras cuando nos dice “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el que la cultiva. Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia, para que dé más.
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Ustedes ya están limpios por las palabras que les he dicho. Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí. Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada”. (Juan 15:1-5).
Permanecer en Jesús es la clave de las respuestas a nuestras oraciones personales dirigidas a Dios Padre: ‘Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará'. (Juan 15:7).
Así podemos señalar que existen varias herramientas para lograr estar unidos a Jesús, señalemos cuatro herramientas. Estas herramientas yo las identifico como los cuatro puntos cardinales de la fe y nos ayudan a mantenernos en el mensaje de Jesús, y estas son: la Oración, el cumplimiento del Pacto Bautismal, la Vida Sacramental y la Conversión diaria.
No cabe duda, para ningún cristiano, que la oración es la llave por excelencia de comunicación del hombre con Dios; es a través de esta acción sencilla del hombre, que el mismo permite un canal directo para unir ambas naturalezas en una sola y misteriosa realidad. Cuando un hombre en lo profundo de su ser se dispone a orar con sinceridad y verdadera humildad, las puertas del cielo se abren de par en par para ser escuchado por lo sagrado.
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“Orar es comunicarse”, hay un emisor y existe un receptor, normalmente en nuestras oraciones personales tomamos el papel de emisor, pero tenemos también que asumir el papel de receptor, estar callados en esa oración para que nos convirtamos en recipientes de lo que la otra voluntad desea decirnos. En nuestro caso específico, oramos a Dios para gozar de su presencia en constante adoración espiritual.
Nuestra mente y espíritu se abren a la acción directa de Dios sobre nosotros; queremos “ser de Dios”, queremos que “Dios nos posea”; queremos “ser todo suyo”. Pero también queremos que Dios nos guíe, nos ilumine, derrame su espíritu sobre nosotros para que lo imposible sea una verdad en nuestras vidas y esto es la santidad.
La oración reflejada en la vida de los hombres y mujeres de la Biblia, por ejemplo, se puede describir de muchas maneras, desde la adoración hasta la misma agonía son descriptibles en ella, pero una cosa si es cierta, tienen un común denominador: contemplan a Dios, en esa comunicación, con suma confianza y lo consideran como un amigo respetable, donde su palabra se escucha y no se cuestiona, ni se pone en tela de juicio; para ellos Dios no es solamente lo santo, sino que es el único Dios amigo y verdadero a donde se puede acudir en todo momento de súplica. Súmase a esto el regocijo de saberse salvados y acrecentada la esperanza de una redención total y final gracias a esta amistad.
Nuestra oración en esta cCuaresma y en la semana santa deberá contener estos elementos fundamentales: fe, confianza, compromiso evangélico, bendición, esperanza y salvación. La oración será siempre la clave en nuestra vida de fe, ella finalmente nos fortalecerá enormemente: “No dejen ustedes de orar: rueguen y pidan a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Manténganse alerta, sin desanimarse, y oren por todo el pueblo santo” (Efesios 6.18ss.).
Que en esta Semana Santa 2020 podamos, como hombres y mujeres de Dios, sumirnos en la contemplación de la vida, pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, a través de la oración profunda y contemplativa y la praxis de la fe.
El autor es sacerdote
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