Incongruencias de la pandemia de la COVID-19
Dejen que los científicos hagan su trabajo y miren las cifras de los contagiados, que suman más de 235 millones de personas en el mundo, con más de 4.5 millones de personas muertas, y en nuestro país llevamos ya más de 7 mil fallecidos.
- Priscilla Delgado
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- - Publicado: 14/10/2021 - 12:00 am
Estos llamados "anti vacunas" están boicoteando la medicina, y lo peor es que sus argumentos son tan pobres que ni siquiera son objeto de discusión. Foto:EFE.
Cuando se inició esta pesadilla en el mundo, en marzo del 2020, nadie podía suponer que tantas muertes se nos venían encima y más de uno, incluida yo, pensamos que era un asunto que no trascendería con mayores consecuencias, pero no fue así y el tiempo fue pasando y la situación agravándose.
Nos encerramos en nuestras casas, los que pudimos hacerlo trabajamos desde la casa, otros en el mundo entero tuvieron que quedar cesantes por el tipo de trabajo que hacían.
Nos tuvimos que reinventar en muchas cosas, como por ejemplo fue extraordinario ver a la Policía entretener a los que estábamos encerrados, muchos tocaron piano, saxofón, nos deleitamos con conciertos virtuales, sin embargo, otros fueron cayendo y es aquí donde la pobreza cobra su cuota.
Aquel que se enfermó de la Covid-19 y que no podía aislarse, tuvo que quedarse conviviendo con todos sus seres queridos en un espacio pequeño y así la pandemia fue cobrando más y más vidas.
En principio, se asoció la enfermedad con la pobreza, pero al cabo de algunos meses fueron muriendo de todos los estratos sociales y, tal vez, algunos se salvaron porque tenían el dinero para pagar una hospitalización privada que hizo su trabajo con rapidez.
Otros, en cambio, se fueron a los hospitales del Estado donde ya no se podía atender a nadie más y el que pudo resistir sobrevivió en donde el único elemento para salvar sus vidas, es el poder respirar, todos trabajando con amor y sin distingos con la diferencia de contar con menos recursos y con más cantidad de pacientes a la vez.
Recuerdo la red de aplausos colectivos a esos médicos y funcionarios del sector salud que se les rindió tributo, incluido el nuestro, pero también se dieron casos en donde las personas con uniforme del mismo sector eran en sí una peste y hasta huían de ellos en los supermercados, metro, etc.
Se les insultó, se les agredió sin pensar que ellos venían de salvar vidas triplicando turnos. (Horrible en lo que se convierte el ser humano cuando no piensa)
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Todo parte del aprendizaje de vivir, por primera vez, una pandemia y no le echo la culpa a nadie, no sabíamos cómo sería y solo queríamos que terminara y que encontraran la vacuna cuanto antes.
La vacuna llegó un año después y no porque haya sido improvisada, esta se ha estado estudiando desde siempre, pero con dolor leemos que la última pandemia de la gripe española mató a más de 40 millones de personas y a partir de esta y otras, casi todas han sido controladas por los científicos que se dedican en cuerpo y alma a evitar más muertes por pandemia.
La razón de mi escrito es ver con estupor cómo un grupo de personas (en casi todos los países) no han visto la Covid-19, nunca existió, y se negaron a usar mascarillas.
Increíblemente, hasta el pasado presidente Donald Trump, que debió dar el ejemplo y no lo hizo, estos llamados "anti vacunas" están boicoteando la medicina, y lo peor es que sus argumentos son tan pobres que ni siquiera son objeto de discusión.
Me atrevo a escribir esto en un medio so pena de ser objeto de agresión, en tanto que yo no pertenezco al sector salud y con más fuerza lo digo, yo soy trabajadora de la cultura, pero en el medio de este caos han caído muchos artistas de la palabra, muchos inocentes, muchos de a pie que son seres humanos igual que tú que me estás leyendo y tienes la suerte de estar vivo.
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Paren esto ya. Dejen que los científicos hagan su trabajo y miren las cifras de los contagiados, que suman más de 235 millones de personas en el mundo, con más de 4.5 millones de personas muertas, y en nuestro país llevamos ya más de 7 mil fallecidos.
Démosle una esperanza al país en donde se nos permita volver a ser lo que éramos, pero mucho más experimentados y con más dolor.
Escritora.
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