Historias darienitas
- Pastor E. Durán Espino
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- nacion.pa@epasa.com
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De acuerdo con la denuncia, la misionera llevaba comida a grupos subversivos en la comunidad indígena de El Coco y luego las provisiones llegaban hasta un sector conocido como el Teteral, donde se decía que residían algunos guerrilleros.

Continuando con las historias darienitas, explicaremos, tal como lo prometimos en el artículo publicado el pasado 10 de enero titulado: "Historia de El Coco darienita", cómo murió el misionero llamado Pronty, quien vivió mucho tiempo en Darién. Predicaba el evangelio junto a su compañera "gringa" y murió de manera trágica en un accidente de aviación.
Esta historia nos la contó Benedicto Zarco, a quien entrevistamos en el 2010, cuando visitamos Darién para realizar trabajos de promoción social, para Fe y Alegría, institución de los jesuitas, dedicada a la promoción social y a la educación popular.
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Según nos contó Benedicto, a quien entrevistamos en aquella ocasión en la comunidad de El Coco, él (Benedicto) viajó a la ciudad de Panamá, y cuando regresó de allá, venía con su sobrino Cornelio Cabrera, y con Pronty. Falló la máquina del avión al llegar a Jaqué y no pudo aterrizar. El avión se regresó para dar la vuelta y aterrizar, pero no lo pudo hacer, pues se paró la máquina y el avión se perdió en el manglar.
Allí murió Pronty; y Cornelio, el sobrino de Benedicto, quedó herido e inválido debido a las lesiones que sufrió. Él, Benedicto, también dijo que ese accidente ocurrió después de haber llegado a El Coco la religiosa Berta Oliva Arango, de la congregación Santa Teresita. A esta religiosa se le propuso una orden de arresto en el 2004, a quien se le acusaba de colaborar con grupos insurgentes colombianos que operaban en la frontera.
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Sin embargo, el Segundo Tribunal de Justicia declaró ilegal la orden de arresto emitida por la Fiscalía de Darién contra esta misionera, pues según la decisión del tribunal, la orden de arresto emitida por la Fiscalía de Darién no reunía los requerimientos de procedibilidad ni formas necesarios. Agregó el Segundo Tribunal que no existían elementos probatorios que acreditaran la existencia de hecho punible alguno.
Las acusaciones contra la misionera surgieron cuando una ciudadana colombiana acudió a las autoridades a presentar una denuncia sobre la existencia de un grupo de personas en la población de Jaqué que entregaba alimentos a insurgentes.
De acuerdo con la denuncia, la misionera llevaba comida a grupos subversivos en la comunidad indígena de El Coco y luego las provisiones llegaban hasta un sector conocido como el Teteral, donde se decía que residían algunos guerrilleros. Sin embargo, tras el análisis realizado por las autoridades judiciales se estimó que los señalamientos contra la religiosa no podían ser corroborados, debido a que los responsables se encontraban fuera del país (ver el "Panamá América" del 19/2/04).
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