Formación de formadores y la refundación de la República
Panamá no puede darse el lujo de mantener 4 facultades de educación y pretender que con presupuestos misérrimos y tecnología de "tras antes de ayer", lograremos tener las masas críticas de líderes del sistema educativo. Lo racional es mantener una sola que reúna estándares internacionales o las 4, trabajando armónicamente, bajo un plan estratégico...
- Gregorio Urriola Candanedo
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- - Publicado: 03/5/2021 - 12:00 am
Proponemos la creación de uno o dos programas doctorales de alto nivel y calidad que sean programas conjuntos de las 4 universidades públicas que tienen ofertas en Educación y Pedagogía en el país. Foto: EFE.
Ningún servicio podremos prestar los educadores al país más valioso en el actual momento histórico que la reforma radical de nuestro sistema educativo. Algunos cambios vienen dictados por la inusitada circunstancia que la pandemia de la COVID-19 ha creado, pues una de sus herencias será que jamás volveremos a la situación previa.
Avanzaremos inexorablemente a modelos de impartición de clases bajo modelos mixtos. La educación en línea llegó para quedarse, para completar y complementar las clases presenciales, una vez ello sea seguro y viable.
Pero estas tareas tienen presupuestos y derivaciones trascendentales desde el punto de vista de las precondiciones que hagan de tal proceso uno de alto impacto sobre el nivel de los aprendizajes: acceso real y efectivo de los alumnos al internet de manera plena, y la re-educación de todos los docentes (del parvulario a la Universidad), para alcanzar las destrezas necesarias para el manejo adecuado de las herramientas y del eco-sistema digital.
Ciertamente algo que se ha hecho de manera forzada por los imperativos de la pandemia, pero lo realizado está muy lejos de asegurar actos docentes y de aprendizaje de calidad en todas partes por razones harto diferenciadas.
En estos cambios copernicanos, el papel de las Facultades de Educación y de la Normal "Juan Demóstenes Arosemena", debe ser capital para que sean de alto impacto, permanentes y reales. En mi concepto, ello implica una verdadera refundación (reestructuración es un término que no alcanza a medir la magnitud de las transformaciones necesarias).
Un punto necesario es un examen de la calidad, hecho por entidades verdaderamente independientes, que permita saber el real estado Ese examen debe ser más profundo que las prácticas evaluativas del Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria de Panamá (Coneaupa), o, al menos, debería hacerse efectivo una acreditación internacional de todas las facultades de educación de las universidades públicas y de allí derivar los baremos aplicables a las universidades privadas en materia de formación de formadores.
El chato criterio cientificista que privó en la Senacyt por mucho tiempo, privilegiando la formación de ciencias básicas e ingenierías en detrimento de las ciencias sociales y las humanidades (lo cual por fortuna ha cambiado en los últimos años), ha dejado la formación de altas capacidades en Educación en las propias universidades, a través de programas variopintos de maestría y doctorados en el área de Educación de pobrísima calidad, si nos atenemos a la producción científica de impacto.
Ello ha sido así, pues lo que existe es la "fogocitación" de mercado, una competencia feroz por captura de alumnos –para captar ingresos-, con mínimas exigencias de ingreso, permanencia y egreso a tales programas.
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De esta suerte tenemos muchos programas que cambian solo de nombre y donde los alumnos transitan con convalidaciones parciales que les permitan "ganar puntos" en los concursos tanto del Meduca como de las propias universidades, sin que ello se traduzca en cambios e innovaciones de impacto en el sistema educativo. Es decir, tenemos un sistema que premia "papeles" y no competencias y resultados efectivos.
Por ello, proponemos la creación de uno o dos programas doctorales de alto nivel y calidad que sean programas conjuntos de las 4 universidades públicas que tienen ofertas en Educación y Pedagogía en el país.
Uno o dos programas doctorales, con una currícula de excelencia y donde la planta docente incorpore a los mejores doctores locales seleccionados bajo riguroso concurso de méritos y ejecutorias científicas en el campo pedagógico y andragógico, así como docentes extranjeros de centros de excelencia mundial.
Panamá no puede darse el lujo de mantener 4 facultades de educación y pretender que con presupuestos misérrimos y tecnología de "tras antes de ayer", lograremos tener las masas críticas de líderes del sistema educativo, que alguna vez reinventen el Meduca y las propias universidades –en términos de enfoques educativos-.
Lo racional es mantener una sola facultad que reúna estándares internacionales o mantener las 4, pero trabajando armónicamente, bajo un plan estratégico prospectivo que evite la dispersión y logre una razón costo eficiencia elevada.
Las facultades de Educación también podrían trabajar para que sus docentes lo fueran de las 4 universidades, esto es, profesores de Estado, y evitar gastos de duplicación en concursos. Ello serviría de modelo para otras facultades en otros campos del conocimiento.
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Celebremos nuestro Bicentenario de independencia política del imperio español sentando las bases de la independencia nacional en la Sociedad del Conocimiento, donde parecemos condenados a ser actores pasivos y ciudadanos de cuarta o tercera categoría.
Docente y gestor universitario. Director de FUNIBER-Panamá.
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