Epicentro
El valor de la realización
- Arnulfo Arias O. [email protected]
Todo aquello que la naturaleza crea, surge y crece en un apego incuestionable hacia su propia ley y si en eso nos inmiscuimos, malogramos ese plan tarde o temprano.
Entreguémonos, entonces, a la voluntad certera del Destino aquel que es próximo a todo y todo género de la creación que hoy percibimos. Foto: Archivo.
Como escritos en una fina hoja de aluminio, con letras que a la presión del tacto no resisten, parecen ser aquellos compromisos que el hombre a sí mismo se hace.
Ser un mejor padre y un mejor esposo, ser un buen trabajador o un buen profesional, en nada queda al fin, si aquello que promete ser, no ha sido obra de un compromiso interno de su ser, una cadena anterior de pensamiento persistente, cuyos eslabones nada pueden fracturar, si allí en su fuero interno no trazó primero, y de manera cuidadosa, el rumbo fijo que va en marcha segura de realización.
De nada sirve, pues, asumir por fuera lo que por dentro, en pensamiento, no se ha logrado de manera cierta.
Sin esa voluntad trazada, que es la tinta misma de la pluma con la cual se firma el compromiso, y no la hoja en la que el mismo viene a descansar plasmado, la realización final no puede ser certera.
Obra pues, primero, allí en el fuero interno de la realización mental; planifica y vive como realizada ya la meta hacia la cual se aspira; cálzate las botas, antes que la silla y móntate en la silla antes de subirte a la montura.
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Porque toda causa mental tendrá su efecto y así será como se gesta previamente, pues, confiando en la realización certera de todo aquello a que se aspira y viviendo como cierto lo que no ha sido aún.
Por eso, la flor ya es flor cuando es semilla.
Una certeza universal encierra la verdad de crecimiento.
Basta entonces recordarlo simplemente.
Todo aquello que la naturaleza crea, surge y crece en un apego incuestionable hacia su propia ley y si en eso nos inmiscuimos, malogramos ese plan tarde o temprano.
Y, así, no es muy distinto en el principio eterno el hombre.
Todo apunta hacia su crecimiento; pero su propia mano viene a intervenir, a veces, retrasando aquello que el destino había hecho suyo.
Entreguémonos, entonces, a la voluntad certera del Destino aquel que es próximo a todo y todo género de la creación que hoy percibimos.
Deja que por obra de sí misma actúe en ti esa ley también.
Abogado.
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