Lecciones de un pueblo
El sufrimiento y la desesperanza por la pandemia de la COVID-19
La pandemia de la COVID-19 en Panamá, así como las plagas de Egipto, nos ha permitido revalorizar nuestra relación con Dios, con el Mundo y con los hombres y mujeres que lo habitan.
- Manning Maxie Suárez
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- - Publicado: 27/6/2020 - 12:00 am
Una vista de la Ciudad de Jerusalén. Podemos aprender mucho de la experiencia del pueblo hebreo y del liderazgo de Moisés, el gran libertador de este pueblo. Foto: Archivo.
El sufrimiento del pueblo panameño por la pandemia de la COVID-19 me recuerda al sufrimiento de los hijos de Israel en Egipto, al final vino la liberación de todo.
La historia del sufrimiento del pueblo hebreo en Egipto, es una historia que va más allá de los años 1,250 a.C.
Pero el inicio de este sufrimiento deshumanizante de este pueblo errante, se remonta a la historia de los hijos de José (en hebreo: יוֹסֵף) hijo de Jacob y de Raquel, en el antiguo Egipto donde el mismo José fue un esclavo de un funcionario egipcio llamado Potifar.
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La historia se expresa con más detalles al final del libro del Génesis (c.50) y el inicio del libro del Éxodo c.1 y 2.
En el escenario de la historia del gran libertador Moisés, los mismos fueron esclavizados por un sistema monárquico y déspota, duro e implacable con sus políticas hacía aquellos que ellos consideraban como “no confiables” por el Faraón (Éx. 1, 9-10).
Las razones políticas expresadas en estos versículos llevó a endurecer su posición para con ellos: 1).- Endurecer el trabajo, 2).- Trato cruel a toda la población (v.13), 3).- Asesinato de los nacidos con sexo masculino (v. 16 y 22), 4).- Maltrato de la fuerza laboral (c.2, 11), y así se sumaban las injusticias contra el pueblo hebrero.
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Sin embargo, Dios (Yhwh), no se olvidó de las promesas realizadas a los patriarcas de su pueblo Abraham, de Isaac y de Jacob y llamó al libertador, a Moisés (Éx.3). y le dijo: “Claramente he visto cómo sufre mi pueblo que está en Egipto”. (Éx.3,7b).
Lo que establece que Dios observa desde los cielos y juzga nuestras acciones aquí en la tierra.
Asigna a Moisés la gran tarea de la liberación del pueblo hebreo de la opresión (Éx.3,10).
Sin embargo, el corazón del ser humano, es duro y nuestra prepotencia no nos permite muchas veces ver la verdad que Dios desea para nosotros.
Los hebreos tuvieron que sufrir con los egipcios, pruebas duras para lograr doblar la voluntad del Faraón (Éx.3,20).
10 Plagas fueron enviadas para doblar la voluntad de los mismos: I – La conversión del agua en sangre (Éx. 7,14-24), II - La Invasión de las ranas (Éx. 8,1-15), III – Los Piojos (Éx. 8,16-19), IV - Las Moscas (Éx. 8,20-32), V - La Peste del ganado (Éx. 9,1-7), VI - La de las Úlceras (Éx. 9,8-12), VII - La de la Lluvia de fuego y granizo (Éx. 9,13-35), VIII - La de las Langostas (Éx. 10,1-20) IX - La de las Tinieblas (Éx. 10,21-29) y La de la Muerte de los primogénitos (Éx. 11,1-10; 12,29-36).
Al final de todas estas intervenciones de Dios en la historia de Egipto e Israel, el resultado fue la liberación del pueblo de la esclavitud por más de 430 años (Éx.12,40-42). Ese fue el inicio de la Pascua (Pésaj), un día de alegría y gozo para el pueblo hebreo, un día de liberación.
La gran mayoría del pueblo panameño es creyente en Dios, en el Dios de Jesucristo.
La fe, que es don del Espíritu Santo, nos permite no perder la esperanza de un mundo mejor, un mundo con justicia y equidad que es lo que adolecemos hoy día en Panamá.
Somos un pueblo desigual y con muy poca justicia social.
Como pueblo creyente, podemos aprender mucho de la experiencia del pueblo hebreo y del liderazgo de Moisés el gran libertador de este pueblo.
La pandemia de la COVID-19 en Panamá, así como las plagas de Egipto, hace miles de años atrás, que han dejado 564 muertos, hasta el jueves 25 de junio, pero que seguramente serán muchos más.
La plaga nos ha permitido revalorizar nuestra relación con Dios, con el Mundo y con los hombres y mujeres que lo habitan.
Es hora de tomar decisiones serias que impacten la vida de todos, no solo para Panamá sino para el Mundo que nos rodea, y no seguir más con ese concepto de “Más de lo mismo”. Un “No rotundo” al pasado injusto, sin equidad y un “Sí rotundo” con el Dios de la historia y de la Vida que nos puede ayudar a construir un mundo más justo y equitativo.
¿Vamos a continuar con esas prácticas viejas de corrupción y antiéticas?
¿De tratos injustos a todos nuestros conciudadanos y residentes extranjeros en el campo laboral?
¿Vamos a mantener este sistema económico injusto que ahoga a nuestras familias, sacrificándolas?
O vamos a tomar en serio la “Nueva Normalidad”, que debe ser una vida más cónsona con la Vida como nos la dio Dios mismo a través de su hijo Jesucristo y que nos permite sentirnos parte de un pueblo escogido y bendecido.
Temas estos para la reflexión diaria.
Sacerdote.
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