A propósito de 'personajes' y la vieja política
El orden de los factores no altera el producto
- Lesbia González/ [email protected]
Antes costaba que se introdujera un joven en política, hoy es común, tanto que los viejos carroñeros políticos los quieren usar como excusa de renovación y de que al tenerlos al lado mejorará todo.
Está claro que el panorama político es otro, pero no se han enterado así los partidos políticos tradicionales y en su afán de prevalecer en el poder harán lo que sea, “como gato boca arriba” como están acostumbrados a hacer. No está en sus principios, perder o ceder por el bien común, que es la verdadera definición de politikḗ, para los ciudadanos y con los ciudadanos no solo en elecciones.
Están haciendo gala de quienes son realmente.
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Van a aprovechar cuanta novedad haya, que crean popular o de moda para anexarla a su nómina en la búsqueda de votos. Pero están pensando en el pasado de la gente atrapada en una educación de más de 40 años de atraso; esa que no ha permitido que la gente piense, que elabore, que señale, que analice, como les ha funcionado siempre, tener ese círculo vicioso de proveer el problema sin que la gente lo perciba. Así como de presentarse como el salvador de esos mismos problemas y mantenerse así por los siglos de los siglos perpetuando el clientelismo, la vagancia, el ocio, la delincuencia, los viejos vicios de siempre y a la vez amasar fortunas, dar el ejemplo de que así es como se gana y se tiene y volver a correr sufragio tras sufragio per secula seculorum a menester de esa gente sin reciclar, sin refrescar, sin esperanzas, con hambre y enferma.
El mundo cambió
Las personas cambiaron, los sistemas no se sostienen ya por sí mismos con las mismas estructuras. Todavía hay quien lo sé, no soy tan ingenua, pero los jóvenes, la internet, la geopolítica, los cambios socioeconómicos, el cambio climático, la inmediatez, las redes sociales, todos ha ocurrido muy rápido voraz e incendiario, aunque la vieja escuela aún sufre de los mismos males, ya mucha gente aprende de otra forma, aunque se sigue subestimando a la juventud, hay jóvenes pensantes, capaces, con sangre nueva y nuevas ideas.
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Antes costaba que se introdujera un joven en política, hoy es común, tanto que los viejos carroñeros políticos los quieren usar como excusa de renovación y de que al tenerlos al lado mejorará todo.
También creen que esa nueva popularidad que ahora muchos tienen debido al mundo tan hiperconectados es garantía de ganancia, por ello también se aseguran de tener esos “populares” en sus agendas y nóminas.
Triste panorama para los viejos políticos, que aún no entienden, bueno nunca lo entendieron, que no se trata de caras o juventud, se trata de ética, valores, responsabilidad, bien común, honestidad. Que se vea, sobresalga, que sea tu carta de presentación, que sea tu verdadero yo algo así como presencia auténtica, esa no se puede mercadear, hacer photoshop, maquillar, regalar, alquilar y menos comprar. Pero ellos ni se han enterado, creen que sí, que la gente les cree, que si se reciclan con un popular o un joven, ya ganaron.
Ellos en su búsqueda de poder han pasado por alto, la experiencia de la gente, la capacidad de recordar, que aún con la pésima educación recibida; la globalización del mundo y sus extensas redes, la gente está aprendiendo a pensar, a hacer balances, además ya no juegan en el mismo terreno de solo partidos, de sus mismos grupos, eslóganes, campaña sucia, campaña negativa y otras.
No se saben enfrentar con quienes no usan nada de sus tristes y viejas tácticas, que no están buscando verse bien o quedar bien ¡están bien! Les sobra capacidad, se les nota, no tiene que comprar o mercadear, son lo que son y se muestran tal cual, esos viejos políticos no entienden de no contestar insultos o caer en demagogia barata.
No saben debatir en ideas, no saben de verdadera política, en función del bien común y el “León juzga por su condición”. Subestiman a este pueblo, al cual por más de años han pisoteado, engañado, usado, manipulado, robado, anestesiado y confundido.
Porque esas personas, en mi opinión, atrapan este conjunto de depredadores políticos a estas personas en su deseo de “ayudar” y apelan al cerebro primitivo que todos tenemos: ansias de poder, superar y tener, no quiero pecar de simple ingenua y creer ciegamente en esta premisa, porque sabemos que quien quiere ayudar no necesita a políticos, pero hay que ver cómo usan esos viejos lagartos la labia convincente.
Aquí hay intereses muy profundos, arraigados, y se usa toda ficha que lleve a sus objetivos; hay que hilar más fino, esto apenas es superficie. Panamá atiende, que está hoy día más claro que nunca que hay que hacer lo que dice Albert Einstein: “Si quieres resultados diferentes, hay que hacer las cosas diferentes” y los partidos políticos son más de lo mismo, aunque traten de disfrazarse de buenos o usando gente nueva, joven, popular etc., como en la matemática el orden de los factores no altera el producto. ¿Pero les llegó la hora?
Ya basta de política vieja que intenta reciclarse, confundir y confundirse, queriendo hacer ver que si me uno a tal cual dejaré de ser quien soy, porque nunca han sabido realmente quienes son, solo van con un objetivo: poder y dinero. Pues sepan señores alcanforados, que la gente si los ve, que están cansados, hartos de su insaciable interés politiquero para permanecer en los poderes, la gente quiere otra cosa, otros modos, otras formas; la gente quiere ver que sus políticos realmente se interesen por el bienestar de Panamá y están dispuestos a votar por eso.
La gente ya entendió a Albert Einstein. Que enlodar a otros, te enloda, que usar las mismas viejas técnicas para destruir personas que te adversan y que ellos saben que representan su muerte política, ya no les sirve. Porque nunca han sabido de presencia auténtica de que la gente ahora es más observadora, pensante y que no les va a dar a nadie un cheque en blanco para que controlen y manipulen el poder la gente quiere ciudadanos trabajando para ciudadanos y serán vigilantes de que eso se cumplan y votarán por gente que eso les permita, ser observados, que les garanticen que lo harán bien y que dejen claro que si no lo hacen, los ciudadanos mismos usarán la ley y la constitución para reclamárselo de forma correcta y con justicia.
Si un político cumple con esto; no que lo diga, que lo exprese en lo que hace y dice, que lo deje escrito, que se comprometa, ese será el abanderado. El que lo refleje, a gente que te lee, te escudriña, ya no eres uno más, un político que usa la gente. La gente ahora tiene el poder de poner y quitar políticos. Panameño aduéñate de ese poder, siempre los has tenido, ahora lo puedes ejercer. ¡Vamos Panamá!
Psicóloga y docente
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