Panamá
El mito de los independientes
En medio de tantos problemas que agobian a las familias panameñas, está más preocupado por cambiar la fecha en la que celebramos el Día del Niño. ¿En serio?
- Ing. Helmut De Puy / Ciudadano Construyendo futuro
- - Publicado: 03/10/2024 - 06:00 am
En los últimos años, varios “medios de comunicación”, trabajando en complot, han vendido la narrativa de que lo “independiente” (hablando de candidatos políticos) era sinónimo de honestidad, de renovación política, de la ansiada esperanza que el pueblo buscaba para librarse de los males de la corrupción y la incompetencia. Sin embargo, hoy empezamos a ver cómo varios de estos "políticos diferentes" han resultado ser más de lo mismo, demostrando que el simple hecho de no pertenecer a un partido político no los convierte automáticamente en servidores públicos ejemplares.
Tomemos el caso reciente de un diputado que, en medio de tantos problemas que agobian a las familias panameñas, está más preocupado por cambiar la fecha en la que celebramos el Día del Niño. ¿En serio? ¿Es este el tipo de prioridades que necesita el país? Mientras el pueblo sufre por la falta de agua, el desempleo, los problemas en la educación y la salud, este político independiente se enfoca en detalles triviales que en nada mejoran la calidad de vida de los ciudadanos.
Es momento de que el electorado haga una profunda reflexión. Muchos votaron cegados por el simple hecho de que los candidatos eran “independientes”, sin detenerse a investigar su preparación, su capacidad o su verdadera intención. La realidad es que hubo un lavado de cerebro por parte de los medios de comunicación y ciertos sectores de la sociedad que lograron implantar la idea de que todo lo que venía de los partidos políticos era malo y todo lo que se etiquetaba como independiente era bueno. Nada más lejos de la realidad.
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Hoy, algunos de estos independientes que ganaron han decidido aumentarse el salario, mostrando claramente que, al final del día, no son lo que vendieron pintándose como los políticos diferentes y están más interesados en su propio beneficio, que en resolver los problemas de la nación. ¿Dónde quedó ese compromiso con el cambio que tanto prometieron? Estos actos nos demuestran que ser independiente no es garantía de moralidad, capacidad o empatía con el pueblo.
El mensaje que quiero dejar es claro: no debemos juzgar a un político por su afiliación o falta de ella. Ser de un partido no te hace automáticamente corrupto, así como ser independiente no te convierte en un héroe. El llamado es a quitarnos las vendas de los ojos, dejar de dejarnos manipular por los medios y empezar a tener más criterio propio a la hora de votar, analizando a cada candidato por su preparación y trayectoria profesional.
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