El impacto económico de la COVID-19 en el desarrollo de energías renovables en Panamá
Las recomendaciones para aumentar la eficiencia energética en Panamá parten del diseño de políticas públicas que incentiven la sustitución de equipos ineficientes, fomenten el desarrollo de códigos de construcción que contemplen medidas de eficiencia, e impongan medidas impositivas que impulsen la generación de una energía más verde.
- Naomi Okada Cárdenas
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- - Publicado: 22/7/2021 - 12:00 am
Las energías renovables aportan energía 100% libre de contaminación y amigable con el medio ambiente, y ayudan a la reducción del costo de la energía eléctrica a los consumidores finales. Foto: EFE.
El sector de Energías Renovables en Panamá no escapó a los grandes impactos económicos negativos provocados por la COVID-19. Gran cantidad de proyectos de energía eólica, solar e hidroeléctrica, experimentaron la dilación en su desarrollo, planificación y ejecución.
A consecuencia de la pandemia, existe un atraso significativo en los beneficios que en estos momentos estuviera aprovechándose en el crecimiento de nuestra economía, ya que esta inversión generará aproximadamente 15.687 puestos de trabajo adicionales netos en los próximos tres años, según un estudio elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Del total de puestos de trabajo adicionales creados, el 15,9% corresponde al empleo directo en el sector de la energía que comprende las tecnologías relacionadas con la transición y el 84,1% restante son empleos indirectos, que se distribuyen por toda la economía.
Las energías renovables aportan energía 100% libre de contaminación y amigable con el medio ambiente, contribuye importantemente a la economía del país debido a que ayuda a la reducción del costo de la energía eléctrica a los consumidores finales, en tiempos donde la economía mundial ha sido doblegada por la pandemia de la COVID-19.
En el caso de las energías eólicas, a fines de diciembre, había seis licencias eólicas definitivas y cuatro provisionales equivalentes a 550MW y 431MW, respectivamente, para la energía solar, las licencias solares definitivas llegaban a 15 a fines de 2020 y a 24 las provisionales, para capacidades respectivas de 254MW y 417MW. Otros 14 proyectos hidroeléctricos por un total combinado de 103MW, están en proceso de obtener una concesión de ASEP, el mayor de los cuales es la planta de 39,1MW Cerro Gordo de Mifta 52. Los otros 13 proyectos oscilan entre 0,90MW y 9,94MW.
El Gobierno Nacional está realizando estrategias específicas como acciones vinculadas con la modernización del marco regulatorio, eficiencia energética, la innovación, la movilidad eléctrica, sistemas de generación distribuida renovables.
El plan energético 2020-2030 de Panamá plantea que las energías renovables “dominarán” la matriz, pero agrega que para expandir su uso se requiere modernizar las leyes y normas vigentes más amplias del sector, como aquellas relacionadas con impuestos, incentivos y subsidios para atraer mayor inversión.
El análisis socioeconómico presentado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) muestra los impactos económicos, sociales y ambientales que podrían lograrse con la implementación de medidas de recuperación alineadas con la transición energética.
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Las inversiones en la transición energética en primera línea de los esfuerzos de recuperación, la inversión en la transición energética, podrían convertirse en un factor crítico de los esfuerzos de recuperación de Panamá en los próximos cuatro años.
Los planes de recuperación verde, formulados en los escenarios de la agenda de transición energética, exigen un aumento y una reasignación de las inversiones a las tecnologías de energía limpia que son comercialmente maduras, económicamente competitivas y técnicamente fiables, buscando economías de escala, y la disponibilidad de acceso a medios de financiación. Los planes de recuperación alineados con la transición energética también contemplan la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles.
En general, las inversiones adicionales acumuladas en los escenarios de la Agenda de Transición Energética son de USD 4.570 y 8.810 millones para 2024. La inversión adicional equivale alrededor del 2,55% y el 4,91% del PIB medio anual durante el mismo período, respectivamente. La revolución del gas natural licuado (GNL) no encontró escollos legales ni resistencia comercial, como sí lo tienen las plantas solares y eólicas, para acaparar buena parte del mercado.
Actualmente está instalada la planta de AES que aporta 381 Megavatios y segunda planta: Shangai Gorgeous (antes Martano) que aportaría 441 MW. Y de concretarse la construcción de la planta NG Power, que tiene una concesión de 670 megavatios, alrededor 84% de la demanda máxima actual sería dependiente de gas natural.
El gas natural licuado, en efecto, emite menos contaminantes que el carbón o el búnker: al quemarse, emite entre el 50 y el 60% menos de CO2 en comparación con el carbón, entre 15 y 20% menos gases de efecto invernadero cuando se utiliza como combustible para autos y produce ‘mucho menos' mercurio y óxido de nitrógeno que el carbón, la gasolina y el diésel. Pero que emita menos contaminantes no significa que no sea contaminante. El principal ingrediente del GNL es el metano, que también es un gas de efecto invernadero.
Las recomendaciones para aumentar la eficiencia energética en Panamá parten del diseño de políticas públicas que incentiven la sustitución de equipos ineficientes, fomenten el desarrollo de códigos de construcción que contemple medidas de eficiencia, promocionen las “ESCO’s” (Energy Service Company), e impongan medidas impositivas que impulsen la generación de una energía más verde.
Estudiante de Maestría en Gerencia Estratégica la UIP.
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