Política
De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno
- Ramiro Guerra Morales [email protected]
Es en este contexto en el que cobra relevancia el concepto de la tenencia de suficiente voluntad política para entender, que la única manera de hacerlo, no es la sumision a bloques de poder sino equilibrar o nivelarlos, dándole mayor protagonismo a los del llano y demás fuerzas subalternas.
Nito, el presidente, me parece un hombre de buenas intenciones.
Pero como se dice en la jerga popular, de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno. (Refrán de la Edad Media).
Para un gobernante, y esto vale para toda nuestra región, ejercer el poder es como conducir un barco, en un mar picado que dificulta llegar a buen puerto o cruzar un trecho marítimo, amenazado en extremo por monstruos marinos, al mejor estilo de Homero, entre Cariddis y Escila.
Para un gobernante desenvolverse en este escenario no es fácil.
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Nuestras realidades latinoamericanas están bajo la hegemonía de élites de poder, que tienen a los países, como parte de su portafolio de acciones y capital.
Seguimos con este pecado original (Ver Agustín Cueva), de ejercer dominio y, en consecuencia, ascendencia sobre el Estado, para tenerlo como una palanca de acumulación de negocios y riquezas.
Los procesos electorales están mediatizados por esta realidad.
Estas élites de poder ven el tema electoral como negocio e invierten.
Es y ha sido un buen negocio.
La pregunta necesaria: ¿qué hacer o qué tiene que hacer un gobernante para hacerse de cuotas de autonomía frente a esas contradiciones que limitan, valga la frase, hacer de su gestión, un buen gobierno?
Es en este contexto en el que cobra relevancia el concepto de la tenencia de suficiente voluntad política para entender, que la única manera de hacerlo, no es la sumision a bloques de poder sino equilibrar o nivelarlos, dándole mayor protagonismo a los del llano y demás fuerzas subalternas.
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En la teoría política, a esta equiparación de fuerzas sociales le llaman, Cesarismo, también bonapartismo.
En ese marco el concepto de democracia ciudadana tiene que romper con lo retórico y pasar al terreno concreto.
Consultar no puede ser comunicar lo ya hecho.
Obsérvese que no estamos incitando populismo alguno, que tan caro han terminado pagando y lo siguen las democracias y pueblos en Latinoamérica.
Un gobernante, si no entiende que el gatopardismo es letal, de seguro que encontrará dificultades en su intención de hacer.
No se puede cambiar dejando incólumes los factores de poder que tienen al país, en el estado en que se encuentra, en una situación donde el valor credibilidad ha venido a menos.
A nivel de palacio, ojo con los correveydiles y rasputines.
Abogado
Jurista y cientista politico.
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