Desenfreno
Carnaval comercializado
Hablar de carnavales hoy día, no es referirse a salir a divertirse sanamente. Primero porque se han perdido los valores, la gente ha perdido la vergüenza, comete actos que en su vida se imaginó protagonizar...
Desenfreno
Hablar de carnavales hoy día, no es referirse a salir a divertirse sanamente. Primero porque se han perdido los valores, la gente ha perdido la vergüenza, comete actos que en su vida se imaginó protagonizar...
Dedicar tantas horas a darle culto al placer y a la carne, es carecer de sentido común, porque estar alegre y divertirse no es censurable, pero la forma y manera que lo realices sí. Foto: EFE.
Agua que mueve molino no vuelve a pasar.
Eso ocurre con los carnavales, sabemos que jamás volverán a ser como antes, pero tampoco aceptamos que sean lo que son hoy día.
La mentalidad de los participantes está enfocada en divertirse los cuatro días y una noche, sea, como sea, empeñando todo lo que tengan a mano,
Se ha comercializado esta fiesta de tal forma que a nadie se le escapan las ofertas que hacen los almacenes, los famosos pantaloncitos cacheteros, los tops, las chancletas, vestidos de baño, y un sinfín de mercancías que atraen la atención de los compradores impulsivos que no piensan en los gastos escolares que se avecinan.
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En estos días el movimiento comercial aumenta y los comerciantes lo saben, y le sacan provecho a este afán de gastar y gastar hasta lo que no tienen.
Hablar de carnavales hoy día, no es referirse a salir a divertirse sanamente.
Primero porque se han perdido los valores, la gente ha perdido la vergüenza, comete actos que en su vida se imaginó protagonizar, no se inhibe ante nada, inclusive madres jóvenes con niños pequeñitos todavía, que muchas veces dejan dormidos para salir a rumbear.
Y qué decir de la población de adolescente que, sin control, se expone a tantos peligros, además de la cantidad de embarazos que se registran, muchas optan por abortar y algunas regresan a sus casas contagiadas de alguna enfermedad como el VIH-Sida.
Qué lamentable situación.
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Las famosas “poncheras”, como lo llaman, por las locuras que cometen, se convierte en un verdadero libertinaje, donde los medios de comunicación televisivos y las redes sociales, aumentan su rating, con las vulgaridades subidas de tono que hacen escandalizar a más de cuatro, al ver de lo que son capaces de hacer las personas con sus cuerpos exhibiéndose en público bochornosamente.
Al menos no todo está perdido porque hay muchas personas que aprovechan estos días para reunirse con familiares que por motivo de trabajo no pueden visitar y pasan momentos muy agradables al poder hacerlo.
Hay grupos de diversas creencias religiosas que optan por asistir a algún retiro organizado para estos días, y dedicarse a reflexionar sobre lo negativo y positivo del comportamiento humano en esta época de jolgorio y desorden, con intención de desagraviar a Dios por las ofensas cometidas, donde muchos olvidan su dignidad de personas y su compromiso cristiano.
Dedicar tantas horas, a darle culto al placer y a la carne, es carecer de sentido común, porque estar alegre y divertirse no es censurable, pero la forma y manera que lo realices sí, porque hay un límite para todo, los extremos siempre son malos y la mujer del César no solo debe serlo, sino parecerlo, y muchas que dicen serlo, no lo parecen en lo absoluto, cuando de abstenerse se trata de lo que no es permitido ni toreable, hacer en cuanto a valores morales se trata, eso no es negociable, si no respetas, no te respetan, así de sencillo.
Quien fomenta el desorden, a la larga queda cometiendo locuras que al pasarle el guayabo, no sabe dónde meter la cabeza de la vergüenza.
Para no pasar ese trago amargo, comportémonos con cordura y sensatez que esos días solo son para aliviar el afán diario al que tenemos que volver cuando termine el jolgorio, donde muchos vuelven peor de lo que se fueron, un grupo descansado, porque supo aprovechar los días de asueto que tuvo.
Examinen la diferencia de la conducta de cada uno y saquen sus propias conclusiones.
Escritora.
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