Por la vida
Agradecimiento
Agradecer es apreciar cada momento de la vida cuando tantos la están perdiendo.
- Jaime Figueroa Navarro
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- - Publicado: 16/5/2020 - 12:00 am
Todos tenemos la responsabilidad de llevar a cabo un ejercicio. Tenemos que ver la realidad que nos envuelve. Foto: EFE.
En el lapso de las últimas semanas, durante el hacinamiento emocional que representa la obligatoria cuarentena, para muchos ha fluido la preocupación, el desvelo por lo acontecido y las secuelas de un futuro incierto, de un empleo que posiblemente ya no exista y el tormento de poder proveer el pan de cada día.
Sin duda, se trata de sentimientos genuinos, multiplicados para aquellos que alimentan más de una boca y los empresarios, mayoría, que tendrán que reiniciar el empeño, muchos desde cero.
Al igual que todos, hemos palpado el cuadro de la incertidumbre, eso sí avizorando tintes de los colores del arcoíris sobre la viñeta del coronavirus, porque a lo opuesto de nuestros antecesores, sabemos que hay luz al final del túnel.
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En los tiempos del descubrimiento de América, valientes navegantes se lanzaban a la mar, sin tener la más clara visión de lo que les advenía.
¿Imaginan aquellos que en su camino encontraron un huracán?
El racionamiento de los alimentos y el agua, vitales para la travesía, los frágiles galeones bailoteando sobre un Atlántico incierto.
Todos aquellos factores que menguaban en sus mentes no lograron entorpecer su empeño.
Entonces, todos tenemos la responsabilidad de llevar a cabo un ejercicio.
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Ante todo, tenemos que, forzosamente, ver la realidad que nos envuelve.
No hay paso atrás. De nada nos sirve lamentarnos ni quejarnos, hay millones de personas alrededor del globo en una situación mucho peor que la nuestra.
Estamos vivitos y coleando.
Al alba, el milagro del alumbramiento de un nuevo día, acompañado del cantar de las briosas aves, debe ser motivo de intenso gozo.
Muchos desafortunados luchan por sus vidas en las salas de cuidados intensivos, adoloridos, sin poder respirar.
La mayoría no sobrevivirán, destinados a la angustia de despedir este mundo sin la compañía de sus seres queridos.
Tenemos que estar muy agradecidos.
Agradecer es sentir, mostrar gratitud o dar gracias en vez del quejido, el lamento del necio que no absorbe la temible realidad que vivimos, la seriedad del momento, de un 2020 que no se esperaba, lejano allá en el oriente, en Wuhan.
Agradecer es apreciar cada momento de la vida cuando tantos la están perdiendo.
¿Se imaginan laborar en un frigorífico del medio oeste americano, en el estado de Iowa, donde cientos de trabajadores se apiñan a diario para destazar el tocino que adorna nuestros desayunos, sucumbiendo como moscas ante la pandemia?
¿Se imaginan las familias de inmigrantes en mugrientos apartamentos de la ciudad de Nueva York, la otrora Babel de Hierro, luchando por un futuro donde la incertidumbre de la muerte ronda con solo salir a la bodega a comprar unos víveres?
¿Se imaginan aquellos millones de personas obligadas por inescrupulosos políticos a salir, a aventurarse al precario despeñadero del contagio, la incertidumbre de un virus traicionero en espera de rebrotes, por la salud de la economía?
El epidemiólogo Anthony Fauci, tal vez el rostro más conocido sobre la pandemia en Estados Unidos, ha advertido este martes que el país se expone a sufrimiento y muertes innecesarias si se abre demasiado pronto, que existe un riesgo real que se desate un rebrote que no se pueda controlar.
Agradecemos los valientes lineamientos del Dr. Fauci allá, de la Dra. Turner, el Dr. Sáez Llorens, el Dr. Pascale y cientos de profesionales de la medicina que acuerpan la salud sobre la economía, porque sencillamente, sin salud no hay nada.
Entonces, seamos agradecidos, vivamos intensamente el momento, aprovechemos la oportunidad que aún tenemos, de tomar el timonel de nuestras vidas y dirigirlo hacia el destino de un futuro mejorado.
¡Agradezcamos el quiquiriquí, el olor a leña y café de cada amanecer de nuestra campiña!
Líder empresarial.
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