Propuesta
¿Abandonar el PIB?
...el siglo XXI trae un cambio de época definida por la pandemia la COVID-19, y ha evidenciado la necesidad de una economía centrada en el bienestar humano, de la necesidad de transparencia gubernamental y sustentabilidad ambiental, aspectos que el PIB deja fuera del radar.
- Víctor J. Alexis
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- - Publicado: 07/7/2020 - 12:00 am
Se busca crear un nuevo sistema que además mida el bienestar de las personas en términos de medioambiente, participación política, servicios públicos, entre otros. Foto: EFE.
Recientemente Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía en 2001, reiteró su cuestionamiento al Producto Interno Bruto (PIB), declarando la necesidad de abandonar el PIB, indicador que mide y expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios finales de una economía durante un periodo de tiempo.
Fue Simon Kuznets, Premio Nobel de Economía en 1971, quien presenta la formulación original del PIB en 1937.
En 1944, después de los Acuerdos de Bretton Woods que crearon el BM y el FMI, se convirtió en el indicador estándar para cuantificar la economía de un país y hacer comparaciones.
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En 1999, el Departamento de Comercio de los Estados Unidos lo declaró uno de los grandes inventos del siglo XX.
Sin embargo, desde su creación se iniciaron los cuestionamientos al PIB; pero en los años setenta se intensificaron estos, sobre todo con la llamada economía de la felicidad que toma auge a finales de los noventa, al lograr convertir el bienestar en objeto de investigaciones y asunto de Estado.
Los cuestionamientos apuntan a que, dado que es una medida de actividades realizadas por transacciones monetarias, deja por fuera elementos de bienestar que no tienen valuación en el mercado; además, no presta atención a la distribución de esa actividad.
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Es así que empiezan a surgir indicadores alternativos de medición.
En 1990, las Naciones Unidas presenta el Índice de Desarrollo Humano (IDH), el cual combina ingreso, salud y logro educativo.
Las críticas al PIB no cesan.
Es así que un grupo de economistas, entre ellos Stiglitz, integrantes de la Comisión para la medición de performance Económica y Progreso Social, su primer informe de 2009 estaba dedicado, según Stiglitz, a acabar con el fetichismo del PIB, y pasar a crear un nuevo sistema de medición para, además de medir la producción económica, medir el bienestar presente y futuro que las personas perciben en términos de medioambiente, participación política, servicios públicos, redes sociales, seguridad económica y física, etc., de tal manera producir indicadores y establecer rankings de comparación.
Surgen, por tanto, un conjunto de indicadores alejados de mediciones puramente económicas; además del ya mencionado IDH, se presenta el Índice del Planeta Feliz, nace en el 2006, combina expectativa de vida, percepción subjetiva de felicidad y huella ecológica; mide el grado en el cual los países permiten a quienes viven en ellos vidas largas, felices y sustentables.
El Índice de Pobreza Multidimensional creado en 2010, toma cada hogar como unidad de medida y evalúa aspectos de educación, salud y estándar de vida.
El Índice de Buen País, creado por Simon Anholt, reconocido gurú de indicadores globales, en 2014; intenta medir de qué forma cada país contribuye al bien común de la humanidad.
Ciertamente el siglo XX demandó indicadores como el PIB; sobre todo a consecuencia de la Gran Depresión, se necesitó un indicador para medir el impacto de la contracción económica de la época.
No obstante, el siglo XXI trae un cambio de época definida por la pandemia la COVID-19, de consecuencias socio-económicas negativas, aun en desarrollo, y que ha evidenciado la necesidad de una economía centrada en el bienestar humano, de la necesidad de transparencia gubernamental y sustentabilidad ambiental, aspectos estos que el PIB deja fuera del radar.
Economista y docente universitario.
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